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El "click" sonó

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El "click" sonó. Auna cogió el vaso de café, llevándoselo a los labios para después darle un pequeño sorbo, pero acto seguido aparta el vaso de sus labios ya que el gran ardor se hizo presente.

Cogió una de las cucharas que habían bien colocadas en la encimera, revolviendo el líquido caliente. Se dispone a sentarse en un cómodo sofá, dejando el vaso con contenido en la mesa del frente, para seguidamente sacar su portátil de su fonda, comenzando a redactar línea tras línea.

Su tranquilidad fue corrompida cuando una persona se sienta junto a ella con brusquedad, haciendo que se sobresalte y le diera una patada a la mesa, derramando el café por todos los suelos.

—Oh, lo siento muchísimo, no pretendía asustarte—.Se disculpó la persona responsable de aquella tragedia.

—No pasa nada– contesta Auna, fingiendo una sonrisa. Deja su portátil al lado suyo, reposando en el sillon. Seguidamente se levanta, buscando con la mirada a alguien del servicio, sin éxito alguno.

–-Las de limpieza siempre están ausentes cuando se las necesita, deberías acostumbrarte– escucha que vuelve a hablar la desconocida, haciendo que la atención de Auna vaya hacia ella.

Lo que más resaltaba de ella eran esos grandes ojos verdes, junto a su piel chocolate.

Fijándose mejor, podía divisar ciertas pecas adornando el rostro, sus labios eran regordetes y de un tono beige oscuro, con un toque rosado. Nariz ancha y cejas perfiladas, con un pelo afro castaño claro. Su pelo parecía esponjoso, pero se dio cuenta de que no era el típico afro desordenado y grande, no. Los rizos eran perfectos, incluso algunos caían de forma caótica por su rostro.

Era más baja que ella de estatura, eso era algo que no se podía dejar pasar, al igual que su escultural cuerpo, que era de una complexión mediana, pero con grandes caderas que la hacían lucir más estrecha. Auna estaba hipnotizada por su exótica belleza.

—Claro, lo tendré en cuenta. Si me lo permites, iré a buscar a alguien para que limpie este desorden– dijo con un tono bastante amigable.

No quería llevarse mal con sus compañeros de trabajo.

Recogió sus pertenencias para encaminarse a la salida de la sala de descanso. Para nada se esperaba que la de pelo afro llegase junto a ella.

—Disculpa las molestias, pero quería presentarme, con aquel inconveniente desastroso no tuve oportunidad–. Aquellas palabras hicieron que Auna parece su caminata al instante, fijando su vista en la joven–. Soy Sasha Crawford, soy la encargada de la vestimenta de la modelo, como verás, soy muy buena en eso.—Se presentó, extendiendo su mano derecha a la contraria.

–-Y que lo digas– responde con una sonrisa, percatandose de que su vestimenta era bastante glamurosa, al igual que ella–. Auna Miller, encargada de escribir en la revista– es ahora ella quien se presenta, aceptando su mano.

Tras el espejo dorado [PROXIMAMENTE EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora