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Aquellas palabras hicieron eco en la cabeza de Cristian Miller. El hombre alza la cabeza, dejando ver su demacrado rostro lleno de suciedad y alguna que otra herida. En menos de lo que canta un gallo, Auna rompe la cerradura, avalanzandoce despues de ya un año a los brazos de su padre, quien tarda en reaccionar.

—Sabía que lo podías hacer. –Fue lo que dijo el hombre, apretando entre sus brazos a su hija.

—Mamá, dónde está mamá. –Se separa, buscando con la vista a su madre, cuando cae en un cuerpo tirado en una esquina de la celda.

Cristian Miller baja la cabeza al sentir como su hija corre en dirección a su esposa, Victoria Miller.

—¿Mamá?, ¡qué le ha pasado! –Pregunta, agarrando la cabeza de su madre y pasando una de sus manos por su frente, la cuál estaba ardiendo.

—Ese maldito canalla. Él fue el responsable de que tu madre estuviera en este estado. –Responde, con veneno.

—Escúchame, hija. –Se levanta con dificultad de donde se encontraba, agarrando con suavidad los hombros de su hija mayor–. Tienes que irte, no te preocupes por nosotros, estaremos bien, lo prometo.

—Papá, no puedo... –Es interrumpida por el mayor.

—Os quiero, hija. –Dichas esas palabras, Auna es sujetada con fuerza.

La morena es arrastrada hasta el exterior de la celda, la cual, se vuelve a cerrar gracias a Cristian.

—¡No, papá, abre!, ¡tenemos que sacarte a mamá y a ti de aquí! –Grita Auna con desesperación, comenzando a derretir los barrotes con sus manos.

—Dentro de unos 30 segundos aparecerán unos guardias por la puerta principal. Coge a tu hermana y amigo y retrocedan, ahí un pasillo estrecho a la derecha de al lado de la última celda, siganlo, os llevará a la cocina del palacio. –Explicó con rapidez, soltando unas gruesas lágrimas–. Ah, y dile a Lydia que hizo un buen trabajo.

Seguidamente, se escuchó como unas puertas son abiertas con fuerza, dejando mostrar a una gran cantidad de guardias.

—Auna, corre.

Los pasos se acercaban con gran velocidad.
Auna cerró los ojos, y soltando un gran suspiro, cogió del brazo a su amigo y hermana, comenzando a correr en dirección a donde su padre le había indicado. Antes de adentrarse al pasillo, lo último que vio Auna de ese lugar, fue como aquellas criaturas entran justo en la celda de sus padres, y seguidamente, unos gritos desgarradores, concretamente, los gritos de Cristian y Victoria Miller.



 Antes de adentrarse al pasillo, lo último que vio Auna de ese lugar, fue como aquellas criaturas entran justo en la celda de sus padres, y seguidamente, unos gritos desgarradores, concretamente, los gritos de Cristian y Victoria Miller

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Tras el espejo dorado [PROXIMAMENTE EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora