Era de madrugada cuando Lydia Miller se encontraba devorando los labios de un pelirrojo con rostro extremadamente inocente, <<oh, pero para nada lo era>>, pensó.
El ambiente comenzaba a subir, y las manos de aquel chico que había conocido hace unas dos semanas atrás comenzaron a recorrer desde sus brazos, pasando por su pecho y cintura, hasta llegar a sus estrechas caderas.
Lydia se separó del chico cuando este llevó sus medianas y blancas manos hasta la camiseta de pijama de la rubia, con intenciones de subirla.
—Creo que... tengo que ir al baño–. Dijo mientras se separaba de él, pasándose una de sus manos por su desordenado pelo.
Lydia desapareció de la habitación antes de que el chico pudiera decir cualquier palabra.
Con los nervios a flor de piel por la situación, se adentra a el baño del primer piso, ya que también tenía intenciones de picar algo antes de echar a ese muchacho de su cuarto.
Cierra la puerta con lentitud, yéndose al lavamanos para lavarse el rostro, intentando no caerse del sueño, y justo cuando se mira en el espejo que adornaba el baño, un fuerte estruendo la hace sobresaltarse.
Automáticamente se seca las manos antes de dirigirse a la entrada principal de la casa, donde se escuchaba como tocaban la puerta con brusquedad. No había visto a Kai desde hace días atrás, concretamente desde el sábado, así que pasó por su cabeza que tal vez sería él.
Cuando ya está frente a la puerta de vieja madera, no tarda en abrir, llevándose la sorpresa de encontrar a aquel chico amigo de su hermana junto a ella, quien tenía algunos rasguños por el rostro, y al parecer, una pierna torcida.
No dudó en apartarse para dejar paso a los dos, cerrando la puerta para después irse junto a ellos al salón.
—¿Qué ha pasado?—Lydia pregunta preocupada, ayudando a colocar a su hermana en el sofá.
—Creeme, ni yo mismo lo sé–. Responde Nick.
Ambos se sobresaltaron cuando la puerta de la casa fue abierta de golpe. Nick mira a su alrededor buscando algo para usar de arma, y cuando un paraguas cae en su mirada, no tarda en coger el objeto y ponerse en posición de lucha.
—¿En serio?, ¿un paraguas?—Se burla Lydia, cruzándose de brazos.
—Yo al menos hago algo.—Protesta el contrario.
Su discusión fue interrumpida cuando una rafaga de aire se hace propietaria del sitio, seguida de una silueta la cual camina con bastante lentitud, sin prisa alguna.
Nick da un largo suspiro para agarrar con más firmeza el "arma", y abalanzarse a lo desconocido. Antes de que aquel golpe impactara, la muñeca de Nick es sujetada con fuerza, y cuando el nombrado sube su vista, esperando lo peor, se encuentra con aquel rostro blanquecino y frío de ojos anormales, quien lo mira con el ceño fruncido, y, seguidamente, lanza a el de pelo rizado al piso, para pasar por su lado y encaminarse a donde se encontraba Auna.
—¿Qué sucedió?—Pregunta a la nada., mientras dirige una de sus manos a el rostro de la morena, quien, en estos momentos, se encontraba palida.
—Auna y yo habíamos quedado para almorzar, después de comer decidimos ir a mi casa para...– su relato es interrumpido por Kai, quien lo mira de forma autoritaria.
—Te pregunté qué ha pasado, no que habéis hecho en tu casa–. Dijo impaciente.
—Si, si, vale. Fuimos atacados por una cosa. No sé cómo explicar que era... Era, como una sombra, una sombra de ojos brillantes, tan brillantes como la luna, pero de una forma oscura y terrorífica.—Nick explica, recordando ese escalofriante momento que había pasado apenas una hora atrás.
—Brushcrek–. Susurra en voz baja Kai.-- Me parece extraño que Auna no haya venido aún más herida... Nick, ¿pasó algo más?—Cuestionó, atento a la respuesta del contrario.
La escena es interrumpida cuando unos pasos se escuchan de fondo.
Todos giran sobre sus ejes, y cuando se encuentran con el pelirrojo que hace unos minutos le hacía compañía a Lydia, se quedan aún más confusos. El de pecas traga saliva al sentir aquellas miradas de los hombres, pero intenta ignorarlas para dirigirse a Lydia.
—Ya me tengo que ir, mi madre me ha dicho que hay una emergencia en casa. Mañana nos vemos Lydia, y buenas noches–. Sin esperar respuesta alguna, sale disparado de la casa, con los ojos abiertos como platos por lo intimidado que se encontraba.
Nadie dijo nada, solo se miraron entre sí hasta que Kai se vuelve a girar en dirección a Nick, quien pilla la indirecta para comenzar a relatar.
—El coche se había parado, no funcionaba. Algo apareció en el camino, yo pensaba que era un ciervo, hasta que algo monstruoso apareció. Auna dijo que solo echaría un vistazo, pero fue atacada y yo no pude hacer nada– hace una pausa, mirando a la chica que aún seguía reposando en el sofá–. La cosa estaba apunto de atacarme, cuando ella se puso en pie y lo enfrentó, convirtiéndolo en ceniza. Sus ojos... Su mirada cambió, cambió a una llena de peligro y... Poder–. La imagen de la mirada de Auna viajó por su cabeza, haciendo que sus pelos se pusieran de puntas.
El silencio reinó por varios minutos, donde Lydia mantenía su boca abierta y donde Kai miraba a la nada.
—Tenemos que irnos cuanto antes--. Murmura el rubio para sí mismo.
—¿Irnos?—Repite Lydia.
—Intenten despertar a Auna lo antes posible, yo estaré preparando algunas cosas. Avisenme cuando despierte–. Sin dar más detalles, desaparece por las escaleras, planeando en su cabeza como lograría llevar a la chica dormida a donde todo había iniciado.
Al comienzo de todo.
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Tras el espejo dorado [PROXIMAMENTE EN LIBRERÍAS]
Science FictionDolor. Eso era lo único que sentía Auna tras la pérdida de sus padres. Un doloroso año ha pasado desde que Victoria y Cristian Miller fueron encontrados muertos por un terrible accidente automóvil. Un año desde que Auna y Lydia Miller solo podían s...