◍⁠Día 11◍⁠

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Confianza

Ir por la vida con los ojos cerrados es tan desesperante y frustrante, por eso se debe de tener paciencia, unos buenos sentidos, y sobre todo una persona en la que confíes.

—Ya casi llegamos capitán —la voz aterciopelada del pirata sonó más cerca de lo que creyó, pues cuando levantó su sable solo corto el aire. —Oiga, tenga cuidado va hacerle daño a alguien.

—Si, al único idiota al que quiero lastimar.

—No diga eso, ¿cómo llegaría a tierra a salvo? Además debe de respetar las leyes del mar —dijo con voz burlona. —De ignorarlas, su cadáver ya estaría rumbo al sur o en las profundidades —su tono cambio a uno sombrío y serio.

El capitán Bakugo no pudo evitar erizarse de pies a cabeza.
—No te atrevas a amenazarme, no olvides quién soy.

—Y tú tampoco olvides quién soy. Además no estás en posición de ponerte a la defensiva —el capitán Kirishima lo empujó por el pecho y luego se movilizó con agilidad al lado contrario para evitar que el otro capitán lo golpeará.

—En cuánto todo esto pase me encargaré de atraparte, así tenga que mover cada roca o grano de arena —dijo el capitán Bakugo con firmeza.

Guiándose por el barco, llegó al camarote, azotó la puerta con toda intención de molestar al pirata.
Adentro comenzó a quejarse, estaba harto, todo esto por no creer en las jodidas leyendas del mar.

Su padre le dijo que nunca debía retar al océano, y ahí iba él a ignorar todas las leyes del mar, todo por perseguir a ese sucio pirata.

¿Cómo puede llamarse capitán? Su navío estaba sucio, su tripulación era un montón de tontos, todos igual de indecentes.

—Cuidado... —escuchó el capitán Bakugo. Cuando palpó mejor el espacio sintió calor, el aire estaba ese olor a mar y a pólvora, su oído se afino pero seguía confundido sobre de dónde provenía el rechinar.

Conforme el aroma a pólvora se intensifica, se fue haciendo claro el brillo de la vela frente a él.

—Creí que habías azotado la puerta con la fuerza suficiente como para apagar la vela —explico el capitán Kirishima, que miraba al otro capitán desde la mesa donde guardaba los mapas.

—No deberías estar revisando el rumbo... —su vista volvió a oscurecerse, gruño molestó, no entendía lo que sucedía.

Delegue eso a Kaminari, es su turno. Hoy Sero cocinó, por si ya tenías hambre, la comida está lista —dijo con desinterés, no quería escuchar más quejas del estirado capitán sobre su tripulación. Conforme se acercó, el aroma de la colonia cara del capitán combinado con su sudor, inundaron su nariz, aprovecho para aspirar profundo.

—Al menos si nos perdemos estaremos lo suficientemente lejos como para que se me quite está mierda de maldición o lo que sea —con sus manos comenzó a buscar al capitán, guiándose por ese olor tan característico. —Vamos a la cubierta, no quiero que mi comida este fría.

El capitán Kirishima susurro que no sería necesario, aún así aprovecho lo oportunidad para tomar al capitán Bakugo de las muñecas. El marin iba a preguntar, pero la animada chica la tripulación tocó la puerta con entusiasmo.

—¡Con permiso capitán! —pidió permiso para entrar, su capitán le dio el paso, entrando junto con una charola llena de varios platillos. —Buenas noches capitán —hablo con más propiedad hacía Bakugo, pero solo era un show pretencioso para ayudar a su capitán.

—No estoy muy seguro de que te nuevas por el barco. Hace un momento casi quemas el bote —explicó el capitán Kirishima con un poco de burla.

—Esta noche, el "Chef Sero" ha preparado uno de los mejores banquetes en los siete mares —presentó Mina mientras acomodaba los platillos y cubiertos. —Acostumbramos cenar todos juntos, pero esta noche Capitán Bakugo, usted podrá disfrutar de la excelente compañía de Rey del mar y mi capitán —terminó guiñando con disimuló un ojo al capitán pirata, como si fuera necesario ser discreta.

Tenerte a mi lado • Kiribaku Month Donde viven las historias. Descúbrelo ahora