◍⁠Día 21◍⁠

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Lluvia

Los relámpagos iluminaban el cielo y los reflejos parecían entrar en la casa, el viento golpeaba con fuerza los árboles desprendió sus hojas, la tormenta provocaba ruidos caóticos.

Envuelto en una colcha, el niño castaño miraba con temor todo desde su ventana. Debió aceptar quedarse con sus abuelos y no pretender ser muy grande para eso, ahora no estaría refugiándose en la cama de sus padres esperando que aparecieran mágicamente.

Un trueno hizo un ruido horrible, no quería portase como un niñito llorón, pero ya había anochecido, parecía que no pararía de llover y sus padres estaban en una misión muy importante.


—Aún podemos regresar, mira como está el cielo y dijimos que volveríamos temprano —Katsuki sugirió desde su asiento de copiloto tratando de disimular su ansiedad. —El mocoso debe estar asustado.

—Kats, de seguro está bien. No porque a ti te disguste la lluvia quiere decir que va a hacerle algo a Kentaro —respondió Eijiro pasando su mano por la pierna de su esposo. —Solo es firmar la declaración y volvemos, podemos pasar a comprar algo para cenar.

Katsuki se removió en su asiento pero ya no dijo más, solo se cruzó de brazos.

—No te enojes, sé que no exageras —pararon en una luz roja y su mano dejo la rodilla para subir a la mejilla y pellizcarla.

—Recuerdas que cuando llovía se metía en nuestra cama, no me dejaba dormir hasta que dejara de llover tan fuerte —dijo sosteniendo la mano de su esposo sobre su rostro.

—Claro que lo recuerdo, ambos me picaban los ojos si comenzaba a roncar —la luz cambio así que volvió sus manos al volante. —Solo será un par de horas más.

—Es mucho tiempo, mi celular quedó hecho pedazos y el tonto de mi esposo dejo el suyo en la oficina.

—Evite que quedara como el tuyo, es mucho más probable que el mío quedé destruido. No puedo seguir cambiando de celular —explicó mientras se estacionaba en la estación de policía. —Vamos.

Katsuki miro por la ventana con inconformidad, la lluvia opacaba la vista de lo intensa que era, no saldría del auto.

—Kats, tienes que salir si quieres que nos vayamos pronto.

—Se está cayendo el puto cielo —lo miró con obviedad. De pensar que terminaría empapado solo de caminar a la puerta de la estación sentía la ropa incomoda.

Les había costado quedar maso menos secos, no volvería a empaparse.

—¿Y si Kentaro está asustado? La chamarra con gorro está en el maletero, si voy por ella prometeme que saldrás.

Era obvio que lo chantajeaba pero no podía quejarse si las razones eran tan importantes como su hijo. Exhaló para mentalizarse, de verdad odiaba la lluvia, pero si él lo hacía, Kentaro lo hacía el doble, así que no podía dejarlo solo por más que el mocoso haya insistido con poder ser lo suficiente grande para quedarse solo.

—No tengo otra opción, ve por ella —dijo con irritación.

Eijiro sonrió con ternura. Él no tenía problemas con la lluvia, probablemente lo fue cuando era joven y su peinado quedaba arruinado, ahora su único problema con la lluvia es que sus personas favoritas se molesten cuando el cielo comenzaba a ponerse muy gris.

En cuanto salió quedó empapado, corrió a la parte trasera del auto mientras sentía como escurría. Abrió la cajuela, tomó la chamarra y regreso corriendo, esta vez a la puerta de Katsuki, pero su esposo no le abrió, ni siquiera la ventana.

Tenerte a mi lado • Kiribaku Month Donde viven las historias. Descúbrelo ahora