Improviso

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—Los fundamentos principales para introducirse en la cocina comienzan desde el corte de lo que vayamos a utilizar para luego ir a los procesos de preparación con nuestro platillo. Iniciemos con la demostración de cómo realizar cada corte...

Lisa dejó fluir su explicación a medida que procedía con los ejercicios.

Veinte minutos después empezó a recorrer cada estación para cerciorarse que los aprendices no fueran a cometer algún fallo que los orillara a rebanarse el dedo.

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Aparentando —tal vez un poco— su nerviosismo por tenerla como aprendiz, se acercó cautelosamente al área donde Jennie se le veía concentrada en entender la simetría de una papa amorfa.

—¿Qué haces?

—Intento cortar a bastones está papa pero ¿ya viste su forma? Parece que la vida no la ha tratado tan bien como digamos —comentó abrumada al ver el tubérculo que le tocó. 

—Inicia cortando una rebanada para crear una base y así evitar que se mueva —Lisa le pidió el cuchillo y luego de repetirle la correcta posición de los dedos dejó que siguiera haciéndolo por su cuenta.

—Esto es más difícil de lo que creí —con torpeza rebanó lo que quedaba. Sus manos se movían temerosas a qué por cualquier descuido fueran atacadas por ese gran cuchillo—. ¿Segura que no quieres cocinar para mí todos los días?

Ignoró su pregunta. Una vez verle acabar le proporcionó otra papa pidiéndole que hiciera un distinto corte.

—Trata de que tus manos no se muevan mucho. Estás bastante nerviosa.

—Tengo un cuchillo sumamente afilado. ¿No crees que es suficiente motivo para estarlo? —a la chef se le escapó una sonrisa divertida. Si no estuvieran en clases posiblemente respondería al humor de verla "sufrir". Si la idea de Jennie para conquistarla la orilló a meterse en la boca del lobo, en estos momentos ya estaba siendo devorada.

Se acercó para que fuera ella la única que lo escuchara. —Solo... intenta no morir aquí.

—¡Au! Eres cruel —chilló frustrada—. Pero...

—¿Pero?

—Tus preparaciones sorpresa son las que más adoro —hizo referencia a la comida que la chef dejó preparado en su departamento el día anterior, aun cuando no se lo pidió. Eso la dejo muy emocionada.

—Ah. Sólo trataba de quitarte un peso...

—Está bien. Lo sé —interrumpió su explicación. No era necesaria tanta palabrería. Si era sincera, moría de ganas por saltar a sus brazos y agradecerle como era debido, pero no era el momento, ni el lugar para hacerlo. Lo único que sí pudo, fue sonreír con sutileza mientras la observaba con luz en los ojos.

Sin decir más, la vió salir de su campo visual. Yendo a otra estación de cocina.

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La clase concluyó sin contratiempos. Comenzaron a salir después de lavar cada utensilio utilizado y haber dejado las estaciones brillando de limpio.

—¿Cansada? —expresó la chef al ver a Jennie quitarse el delantal blanco. Cómo siempre era la última en irse.

—Bromeas. Esto es un juego de niños. Estoy lista para más.

—Ah, ¿sí? —consultó su reloj antes de dirigirse a la estación de la morena—. Pues andando. Vamos a cocinar.

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