Atracción

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Apagó la estufa al término del tiempo estimado. Admitía que no era lo mejor para preparar, pero para una novata como ella era un gran paso en el arte culinario.

Ya esperaba el momento de que su chef preferida se acercara a la estación y le diera su punto de vista respecto a lo que había cocinado.

Por desgracia, sus compañeros acaparaban su atención porque apenas se desocupaba de uno, alguien más ya le pedía ayuda.

—¡Chef! ¡Chef Lisa! Disculpe, podría...  —Jennie le hizo señas, pero parecía que la otra hacía como si no la veía

Cuando al fin halló tiempo la chef, se acercó a la estación sin ninguna pizca de amabilidad. Su semblante era serio y aunque en parte ese era su papel de siempre al frente de sus alumnos, esta vez parecía más real.

—¿Y bien? —sus ojitos brillaron con emoción—. ¿Qué tal quedó? ¿Te gusta?

—¡Qué me acabas de dar! —dejó el cubierto en el fregadero y sin más se retiró al frente para ir por un poco de agua—. Muy bien, es todo por hoy. No olviden revisar las recetas antes de agregar condimentos o es posible que descubran nuevas formas de matar el sabor de un platillo —Todos rieron por el comentario, aunque Jennie sintió que aquello iba dirigido a su persona.

La clase concluyó, todos salieron al instante para retornar a sus siguientes actividades. Por alguna razón, Jennie sintió que la chef estaba molesta con ella. Aunque no era para menos. Después de lo ocurrido en la oficina no se vieron hasta la clase y ni siquiera le respondía los mensajes.

Se quedó pensando en aquel día y sí, admitía que se había pasado un poco de la raya al molestarla con lo de la moto y demás, pero ¿No es como si la chef no estuviera acostumbrada a sus juegos?Entonces, ¿Por qué estaba molesta? ¿Acaso de verdad quería que la besara? Pero si ella le había dejado claro que no quería ningún tipo de relación.

Ya no entendía nada.

Se acercó a la mesita que utilizaba como escritorio. La otra parecía apurada a recoger sus pertenencias, pues siendo su último horario del día ya solo quedaba retirarse a casa.

—Lis —la ignoró—. Chef... —no obtuvo respuesta. Ya estaba lista para salir.

Jennie tomó una enorme bocanada de aire. Antes de que su amiga pensara huir, la tomó del brazo para que detuviera su andar.

—Espera Lisa. ¿Podemos hablar?

—¿Sobre qué? —retrocedió. Cruzó los brazos y esperó a que hablara.

—Pues sobre nosotras. Es decir, has estado muy evasiva conmigo. ¿Hice algo que te molestó? Si es así, te pido...

—No —suspiró cansada. Relajó su semblante y espero a encontrar las palabras apropiadas.

La realidad es que no estaba molesta con ella —aunque lo pareciera—. Tenía otro problema en mente. Además, agregándole que esa precisa mañana otro obsequió le llegó de su enamorado misterioso, esta vez sonando bastante serio. <<"No cabe duda que la flor más bella, es la que yace frente a mí" -2- >>. Aquella persona ya la tenía fastidiada. Sin mostrar la cara, sin direcciones, solamente frases y números que no tenían sentido alguno.

Aunque trataba de no pensar tanto en ello y que mejor, ignorando a todo mundo. Incluso a Irene la dejó de visitar por un par de días.

—No es eso —volvió a hablar. El bolso quedó nuevamente en su escritorio. Dio una vista rápida al lugar tomándose el tiempo de encontrar la paz que parecía haber perdido.

—¿Entonces?

—Es complicado. Por favor, te pido que no me preguntes del tema.

—Está bien, no lo haré. Pero si algún día deseas a alguien con quien sacar tus penas. Estoy disponible las 24 horas del día.

Segundas oportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora