09: 𝗖𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼𝘀

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{Elizabeth}

Por fin habíamos llegado a la academia, Luther bajó a Allison del auto lo más rápido posible para llevarla a la pequeña enfermería que había en la mansión.

No me sorprendería que también hubiera una sala de cine en este lugar.

—Tiene una laceración grave en la laringe, ¿Quién le puede dar sangre?

—¡Yo! —respondimos todos al unísono.

—Yo se la daré.

—Me temo que es imposible, amo Luther. Su sangre es más compatible con la mía —a pesar de que eso me causo un poco de gracia me contuve de sonreír.

—Yo lo haré fortachón, adoro las agujas —lo calmó Klaus palmeando su brazo.

—Amo Klaus, tu sangre está... Muy contaminada.

—Muévete, yo lo haré.

El Sándwich se puso al lado de Grace que preparaba la inyectadora, segundos después oímos un fuerte golpe.

Se había desmayado en el suelo al ver la aguja.

Yo rodé los ojos—Cobarde, anda con cuchillos todo el día pero le da miedo una aguja.

Grace pudo hacerle la transfusión de sangre a Allison y coser su herida, ella ya se encontraba a salvo y fuera de peligro de muerte.

Al día siguiente estábamos en la sala, yo acariciaba a Blacky que estaba acostado en mis piernas.

—El desgraciado casi mata a Allison y sigue allá afuera con Vanya, hay que ir tras él.

—Vanya no es importante.

Le lancé un cojín en desacuerdo con sus palabras.

—Es tu hermana, eso es cruel hasta para ti, Five —le dijo Diego medio sorprendido.

—No digo que no me importe, pero si el mundo acaba hoy, ella morirá junto al resto de la humanidad. Harold Jenkins es nuestra prioridad.

En cierta parte tenía razón, pero también quería saber que su hermana estaba a salvo.

—Tienes razón, andando —coincidió Diego.

Me levanté del sofá con mi niño en brazos.

—No cuenten conmigo —dijo Klaus.

Los cuatro nos quedamos mirándolo confundidos.

—Siento que esto es demasiada presión para mi nueva sobriedad.

—Vendrás con nosotros, de esta no te salvarás —le dijo Blacky.

—No, no, ustedes saben que mis poderes son inútiles, solo les estorbaría.

—Klaus, arriba —Five estaba perdiendo la paciencia.

—No pueden obligarme.

Diego le lanzó un cuchillo bastante cerca de sus partes, luego Blacky le gruñó mostrándole los dientes.

—Tienes tres segundos para levantarte a menos de que quieras terminar castrado —informé con una sonrisa burlona.

—Aunque algo de ejercicio no me haría daño —murmuró mientras se levantaba del sofá.

—Bien hecho —le susurré a Blacky mientras sacaba un premio de mi chaqueta para dárselo.






























—Bien hecho —le susurré a Blacky mientras sacaba un premio de mi chaqueta para dárselo

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¿Casualidad o Destino? - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora