09: 𝙻𝚊𝚜 𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎 𝙲𝚊𝚖𝚙𝚊𝚗𝚊𝚜

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{Omnisciente}

La pareja de recién casados dormía plácidamente en la cocina.

Five comenzó a despertar con algo de dolor de cabeza sobre la encimera, tirando algunas ollas y causando un fuerte estruendo que despertó a Elizabeth del susto.

La chica dio media vuelta y cayó del refrigerador dándose un buen golpe que le quitó el sueño y resaca de una.

—¿Por qué? —se quejó el ojiverde tratando de ubicar donde carajo estaba.

—Ay... —susurró Lizzy agarrándose la espalda.

—¿Lizzy? ¿Estás bien, mi cielo?

—Sí... ¿Pero cómo carajos se me ocurrió dormir allá arriba?

—¿Qué diablos hicimos anoche?

La joven lo miró sorprendida y hasta ofendida.

—Más bien, ¿Qué no hicimos anoche?

Five se sentó tratando de aclarar su borrosa mente, de pronto los flashbacks llegaron de golpe.

—Bien hecho Luther, esto es todo un milagro —felicitó Five sobre una mesa, agarrando un micrófono y en la otra mano una botella—. ¿Alguien de aquí imaginaba que Luther encontraría a alguien que quisiera tocarlo?

Elizabeth reía a carcajadas sin tener idea de que estaba hablando.

Otro recuerdo llegó donde Five se servía un gran tazón de cereal al que le cambiaba la leche por alcohol. Su esposa aplaudía a su lado emocionada.

El tipo es como un mono virgen del espacio, difícil de emparejar.

En otra escena estaban la pareja besándose salvajemente contra las paredes, de un momento a otro entraron en una habitación con algo de dificultad debido a su inestable andar.

Al salir de ahí, Elizabeth acomodó su cabello y alisó su vestido, solo para que segundos después Five la besara nuevamente, y sin darse cuenta, entraran en un cuarto de servicio.

Todos lo pensamos, es el elefante en la habitación.

Luego ambos corrían con partes de maniquíes por todos los pasillos.

Pero te deseo un feliz... No es tu cumpleaños, feliz boda amiguito, cuídate.

Y por último, aquel recuerdo de Reginald haciendo un trato con alguien a quien no le habían podido descifrar el rostro.

—Esa carita me dice que sí lo recuerdas —sonrió aliviada.

—¿Qué trama el viejo?

—Aún no llega a mi memoria la cara de la persona, pero tarde o temprano lo averiguaremos.

La joven se levantó del suelo estirándose mientras todos sus huesos sonaban.

—¿A dónde se fue Blacky? —cuestionó el ojiverde buscándolo con la mirada.

—Debe estar en la habitación, dijo que llegaría antes que nosotros para evitar traumas.

—Al final creo que esa fue de las pocas a las que no entramos —le sonrió coquetamente.

A Elizabeth se le encendieron un montón las mejillas de solo recordarlo.

—¿No tienes hambre? Yo sí —trató de irse evitando el tema.

Five rio levemente para luego saltar frente a ella deteniendo su paso. Ella miró al suelo sonrojada y su esposo la tomó de la cintura.

—Buenos días, esposa.

¿Casualidad o Destino? - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora