La pequeña familia llegó a la sala de la Academia, Blacky corrió hacia Lizzy y la olfateó por todos lados
Ella se agachó y lo abrazó con fuerza.
—Mi bolita de pelo... Te amaré toda mi vida, incluso si dejamos de existir.
—Y yo a ti Lizzy, eres la mejor mamá que nadie jamás podría tener.
Ella le dió besos por toda la cabeza y acarició su pelaje.
—Entonces... —Luther se levantó del sofá—. ¿Haremos esto o no?
Cada vez se escuchaba más cerca la destrucción y los rugidos de ese monstruo gigante.
Blacky se acercó a su padre y se paró en dos patas apoyándose de su abdomen.
Five le sonrió con afecto y acarició su cabeza, dejando un suave beso en la punta de su nariz.
Luego miró a su bella esposa.
—Mi cielo...
—Querido...
Ella se colocó frente a él. Sin darle mucho rodeo, Five la besó suavemente.
Envolvió sus brazos en su cuello y él en su cintura, lágrimas caían convirtiéndolo en un beso salado, pero demasiado especial para poder ser descrito como merecía.
La calidez de sus labios los estaba derritiendo, querían detener el tiempo por siempre para nunca separarse. Para olvidar todo, para evitar la realidad y que fuera solo una ilusión.
Se besaban con lentitud y amor para que por sus cabezas no rondara la idea de que aquel beso sería el último.
De que esa sería la última vez en sus brazos, en sus caricias, en su calor y en su amor.
La Academia tembló fuertemente ya que el monstruo había llegado a su destino.
Con todo el pesar de sus almas, ambos se separaron y se tomaron de las manos.
—Mejor vamos a alejarnos —sugirió Klaus.
Todos caminaron hacia el recibidor.
—Como si no nos fuera a tragar en unos minutos —murmuró Blacky.
Las ventanas de la sala estallaron y se rompieron en pedacitos con los tentáculos de esa cosa gigante.
—Me encantaban esas ventanas —opinó Klaus.
Todos se colocaron en un círculo y se miraron sin saber que hacer.
—Quizás podemos ir cada uno contando nuestro momento favorito juntos —sugirió Luther.
—¿Qué?
—Eww, vomito —se quejó Klaus.
—No hagamos eso.
—Es muy mala idea.
—Sí, horrible.
—Sí, perdonen.
Luego se quedaron en silencio sin saber que más hacer.
Pero fue inevitable que por las mentes de todos revivieran los recuerdos, sobretodo en la cabeza de la pequeña familia.
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Estaba a nada de irse a su auto cuando escuchó un grito y después un fuerte golpe en su espalda que lo detuvieron.
Ahora estaba tirado en el suelo, con un peso sobre su espalda y algo frío y mojado pasando por su cara.
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¿Casualidad o Destino? - Five Hargreeves
Fiksi PenggemarEran los mejores asesinos temporales de la Comisión. Pero si era así... ¿Cómo es que nunca se habían conocido? Aun siendo completos extraños ambos tendrían que unirse por un bien común: Salvar al mundo. Y en el camino ir conociendo cierto pasado de...