05: 𝗡𝘂́𝗺𝗲𝗿𝗼 𝗖𝗶𝗻𝗰𝗼

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{Omnisciente}

Después de una noche algo incómoda por el poco espacio de la cama, Elizabeth despertó debido a la luz del sol que le pegaba por la ventana.

Se quejó un poco queriendo dormir más tiempo pero por más que intentó taparse la cara, el sol estaba fuerte esa mañana.

Abrió los ojos lentamente para ver algo que nunca se imaginaría ver al despertar. Five estaba frente a ella, él también estaba intentando acostumbrarse a la luz.

Blacky estaba dormido entre ellos hecho una bolita.

Al terminar de abrir sus ojos pudo divisar primero a Elizabeth, duraron unos segundos mirándose hasta que ella se sonrojó un poco al recordar los comentarios de la noche de ayer.

-Buenos días -le dijo él con voz ronca.

-Buenos días...

Elizabeth por no querer tener esa situación de tensión, se sentó estirándose un poco. Se preguntaba como Diego podía dormir en una cama tan dura.

-Ah, despertaron -habló Luther-. Buenos días, Lizzy.

-Hola, Luther -ella le sonrió levemente.

Five también se terminó de despertar y se sentó junto a Elizabeth manteniendo cierta distancia.

-¿Estás bien? No pareces tener resaca -le comentó ella.

-Tengo resistencia a la resaca.

-¿Recuerdas algo de... Ayer?

La chica rezaba porque no recordara los comentarios que le había hecho.

-Pues recuerdo cuando me despertaste en la biblioteca... Y también algo de Luther cargándome mientras le vomitaba encima.

Ella sonrió.

-¿Y eso es todo?

-¿Debería recordar algo más?

-No, para nada.

La joven dio un suspiro aliviada.

Blacky buscando el calor de su dueña se acercó a ella para recostarse en sus piernas, ella lo acarició cariñosa.

-Buenos días a ti también, mi niño.

Luther se sentó en un sillón frente a ellos.

-¿Cuándo será... El apocalipsis?

-No puedo darte la hora exacta pero...

-Nos quedan unos cuatro días más.

-¿Y por qué no lo mencionaron antes?

-No habría importado -Five tenía la mirada perdida en el suelo.

-Por supuesto que sí, podríamos habernos unido para ayudarlos a detenerlo.

Elizabeth le dio una mirada de reproche a su amigo, Five la sintió pero trató de ignorarlo.

-Ya lo intentaron.

Luther arrugó el gesto confundido.

-Los encontré allá afuera... Sin vida.

Blacky recostó su cabeza en la pierna de Five y su dueña posó su mano en su hombro como apoyo. Five inconscientemente la tomó.

-¿Nos matan?

-Horriblemente. Estaban juntos intentando detener al que acabó con el mundo, sea quien sea.

-¿Cómo lo sabes?

Five sacó de su bolsillo el trozo de tela que envolvía el ojo, se lo lanzó a Luther desanimado.

¿Casualidad o Destino? - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora