02: J̶e̶a̶n̶ y̶ G̶e̶n̶e̶ (Part. 2)

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{O̶m̶n̶i̶s̶c̶i̶e̶n̶t̶e̶}

Cuatro años atrás...

Alguien tocaba la puerta de la casa de Diego y Lila.

No dejes a Grace sola, yo voy —le avisó la morena caminando a la puerta.

Lila abrió la puerta y se encontró lo que menos se imaginó.

Elizabeth volteó a mirarla, tenía los ojos rojos inundados en lágrimas, sus mejillas estaban hinchadas y su labio temblaba.

Blacky a su lado solo lamía su mano tratando de consolarla.

—¿Lizzy? ¿Qué rayos pasó?

Elizabeth no dijo nada y solo le lanzó a los brazos de Lila para abrazarla, pero no pudo soportarlo mucho más y solo dejó que sus piernas cedieran.

Lila trató de agarrarla lo más rápido posible para que no se hiciera daño, se arrodilló en el suelo sin soltarla.

¡Diego! ¡Ayúdame!

Unos segundos después Diego apareció, al verla en esa situación se agachó junto a Elizabeth con rapidez.

Hey, Lizzy.

La agarró con cuidado por las mejillas para mirarla bien, sus lágrimas corrían sin parar y no dejaba de temblar.

Blacky soltaba suaves quejidos mientras la olfateaba.

¿Qué te pasó, Elizabeth?

Lizzy no podía ni responder, cada vez que intentaba pronunciar palabra el nudo de su garganta crecía más.

Solo negaba con la cabeza indicando que no podía.

Diego preocupado la cargó entre sus brazos y se la llevó a la sala para dejarla sobre el sofá.

La pequeña Grace miraba todo desde su cuna con curiosidad, Lila le pidió a sus padres que se la llevaran y la cuidaran mientras se encargaban de Elizabeth.

Ella estaba acostada en el sofá con Blacky entre sus brazos abrazándolo como a un peluche. Diego que estaba agachado frente a ella, acariciaba su cabello para tranquilizarla mientras Lila le traía un poco de té.

Shhh, estoy aquí, tranquila.

Él le apartaba algunas lágrimas de su rostro.

No estás sola.

Cuando Lila regresó y le dió la taza, ella se sentó y acomodó a Blacky en su regazo para tomarla con cuidado.

Tras unos cinco minutos que se sintieron como la eternidad para la pareja, Elizabeth finalmente logró articular palabra, con algo de dificultad pero pudo.

—¿Qué te pasó, Lizzy?

—Five...

—¿Five te hizo algo? —Diego tensó su mandíbula.

Soltó un suspiro entrecortado y Lila se sentó a su lado para abrazarla por los hombros.

—Tómate tu tiempo, linda.

Lizzy acariciaba con suavidad la cabeza de Blacky ya que eso la calmaba.

—Nosotros... —sollozó cerrando sus ojos—. Nos separamos.

Diego y Lila se miraron más que sorprendidos, quedaron con la boca abierta por aquella noticia. Había sido demasiado inesperado para procesarlo tan de repente.

¿Casualidad o Destino? - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora