E̶x̶t̶r̶a̶: L̶a̶ S̶e̶p̶a̶r̶a̶c̶i̶ó̶n̶.

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El cielo oscuro y estrellado acompañaba a una Elizabeth algo cansada que estaba tirada sobre el sofá de la sala en su apartamento.

Comía algunas palomitas de mantequilla mientras miraba una película, a su lado Blacky dormía hecho una bolita.

De forma inconsciente miraba de reojo el reloj de la pared cada cinco minutos. Ya era media noche y su esposo no había regresado aún.

Estaba preocupada, no porque desconfiara de él, sino porque se había ido muy temprano ese día y no lo había visto más que cuando él se despidió de ella en la mañana mientras aún seguía medio dormida.

La ansiedad la atacó y sin darse cuenta, se había comido todas las palomitas con una rapidez increíble.

Suspiró fuertemente y se levantó del sofá para ir hacia la cocina y dejar el tazón.

Blacky levantó su cabecita y se quedó paralizado por unos segundos, como percibiendo algo.

Se bajó del sofá y corrió hacia la puerta, se sentó frente a esta esperando pacientemente, movía suavemente su colita con felicidad.

Unos minutos después, la puerta fue abierta dejando ver a un cansado Five. Blacky le ladró emocionado de verlo, el ojiverde le sonrió levemente y cerró la puerta para luego agacharse y besar a su bola de pelo.

Elizabeth se asomó por el marco de la cocina y sonrió aliviada.

Five dejó su maletín en el perchero de la entrada y caminó hacia la sala mientras se quitaba el saco.

—Hola, querida.

Se acercó a él con una linda sonrisa y acarició su mejilla.

—Hola, cielo. ¿Cómo te fue hoy?

—Fue un día jodidamente cansado, solo quiero dormir y despertar en una semana.

Se tiró al sofá resoplando, Blacky se subió a su lado y comenzó a darle lengüetazos por la cara.

—¿Tienes hambre? Guardé tu cena para que la comieras calientita.

—No, ahora no puedo pensar en nada más que en mi cama.

—Pero... Hoy fue un largo día, necesitas cenar.

Se levantó del sofá suspirando cansado y le dió un beso en la mejilla, luego se fue hacia su habitación mientras se aflojaba la corbata.

—Gracias querida, pero ahora solo quiero dormir.

Lizzy lo miró entrar al baño de la habitación y encerrarse ahí, soltó un suspiro resignado.

—Pero hice su favorita...


































—Pero hice su favorita

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Five había llegado un poco más temprano, era de noche pero una hora aceptable.

¿Casualidad o Destino? - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora