Capítulo 7

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Intenté leer uno de los libros de la biblioteca y no lo conseguí. Sucede que está en sistema braille. Recuerdo la posición de los relieves en cada una de las letras y números; la cuestión es que mis yemas tienen poca sensibilidad.

Miré mi mano e intenté rascar la piel endurecida y nada más conseguí hacer sangrar mis dedos.

No es que me interese esto, es que estoy muy aburrida. Llevo doce días sin salir de la Mansión, salvo por aquella vez que el Liceo me solicitó ir.

No digo que me agrade la idea de cambiar de sitio, el punto es no estar aquí.

Ya leí cada libro a mi alcance de la biblioteca, recorrí la Mansión, realicé un intento de disculpa con Rafaela, la cual no creo que haya aceptado, y pasé horas mirando la televisión, actividad que no me gustó en lo absoluto.

Como el resto de las noches, fui a darme un baño mientras aún sigo sola en el ala, además, debía limpiar mis yemas y, asimismo, mi pantorrilla; ayer me dio un ataque de ansiedad y me enterré las uñas en el primer sitio que encontré.

Fruncí el ceño por el dolor en la pierna. Subí el pie a la bañera, retiré la humedad y envolví la herida con una venda.

En las manos nada más me coloqué la pomada, así como alcohol.

Casi terminaba, entonces escuché a Alexey llegar. No puedo quedarme aquí hasta que decida irse a encerrar en su pieza. Preferí salir.

—¿Vas a dormir? —cuestionó al verme.

—Sí...

—Buenas noches —dijo y se sirvió un trago. Creo que está de mejor humor que en otras ocasiones.

Bien, si no es ahora, nunca.

—Oye —hablé, a lo que me miró sin mover la cabeza—. ¿Puedo...? ¿Puedo ir contigo a ILIA?

—... —su gesto se convirtió en recelo—. ¿Por qué quieres ir?

—No, de querer ir, no quiero —expliqué—. Es que estoy cansada de estar aquí y supuse que, si es contigo, me dejarías salir.

No respondió durante al menos medio minuto.

—Como quieras... —accedió sin una pizca de confianza.

No mencioné nada más, me dirigí a mi habitación y, ya una vez dentro, sentí que había conseguido algo.

Por la mañana siguiente, en cuanto le dije a Emma que iría con Alexey, se dispuso a buscar las prendas adecuadas. Creo que ella es la única feliz con esto.

—¿Qué será bueno para ir a ILIA? —murmuró la chica, mirando el ropero abierto de par en par.

—¿No te lo tomas muy en serio?

—¡Por supuesto que no! Esta es su primera vez entrando ahí, tiene que dar una muy buena impresión. Le aseguro que de esto va a salir otra nota.

—Bien...

Me había despertado a las seis de la mañana para darme una ducha. Tengo que estar lista antes de las ocho, hora a la que Alexey piensa irse, y considerando que Emma no se ha decidido por ninguna prenda, no creo estar a tiempo.

—Señora —habló la chica dándome una falda café con dos hileras de botones—. Hay un artículo que usted nunca ha solicitado, si es muy personal, lo entiendo, pero quiero que sepa que me lo puede pedir.

—¿A qué te refieres? —pregunté intentando descubrir cómo se habré la falda.

—Toallas sanitarias —susurró. La miré.

[3] CCC_Eros | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora