Capítulo 37

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—¡¿Cómo diablos se enteró?! ¡¿Qué le dijiste?! —me gritó una Alicia hecha un manojo de nervios e ira.

—No le dije nada, él fue quien se enteró. No sé cómo, no sé por qué, ¡no sé cuándo ni con quién! —expliqué temblando, tanto como mis palabras.

—¿Estás segura de que hablaba en serio? —preguntó Logan.

—Dijo «Institución Mental Bathory», yo creo que hablaba muy en serio —repetí furiosa.

—¿Qué vamos a hacer? —Alicia tomó asiento, intentado mantener la calma—. Cuando Alexey se entere va a anular el matrimonio, y ¡todo lo que hemos hecho no habrá servido para nada! Si la anulación comienza contigo, ¡tiene que ser bajo sus condiciones! —lanzó las manos al aire.

—Tienes que averiguar cómo se enteró, porque alguien le dijo y ese es nuestro verdadero problema, no este niño —aseguró el chico.

Vine porque no podía yo sola con Kay y no me sirve de nada lo que Logan y Alicia me están diciendo. ¿Cómo voy a saber con quién habla ese niño, o quién le habló sobre mí?

—Júrame que no le has dicho a nadie más sobre el hospital —Alicia me apuntó con un dedo.

—Te lo juro, los únicos que sabían era tú, Logan y Derek...

La cocina, donde habíamos estado hablando, se quedó en un profundo silencio al mencionar a Derek, la única persona cuyas acciones en este momento son desconocidas para todos, incluyendo a Alicia.

—Es imposible, no sería capaz —lo defendió Logan.

—Sí, si le ofrecen dinero.

—Mamá, es tu hijo de quien hablas —insistió el otro—. Lo conoces mejor que nadie.

—Por eso, porque lo conozco. Si fue capaz de irse viendo la tormenta de problemas que teníamos, no habría dudado en entregar a tu hermana por un par de billetes.

Logan no pensaba discutir más, es evidente que no van a estar de acuerdo en estos momentos, dadas las circunstancias y el estado en el que ambos se encuentran, de modo que se puso de pie y subió a su habitación.

No me sirve de nada que comiencen a pelear entre ellos. No pueden dejarme sola ahora.

—¿Qué hago? —pregunté en voz baja. Estoy empezando a desesperarme.

—... —Alicia se cubrió la cara con ambas manos y suspiró—. No te preocupes —me miró con los ojos llorosos—. Yo me voy a encargar, tú no te preocupes por nada.

Que parezca derrotada no me ayuda en nada. Si se acaba todo, así, Alexey va a odiarme por el resto de su vida.

Yale y Bernardo me dijeron que bastaba con obtener un 90 de 100 en el examen de acreditación y fue lo que fui a buscar el día de la aplicación. Mi mente estaba dividida entre tantas cosas que un muy pequeño fragmento estuvo presente el día que presenté el examen.

Justo ahora estoy agotando los últimos minutos de las dos horas que me dieron para hacer la prueba. Creo que me faltan por responder más o menos diez preguntas, pero ya no quiero seguir.

—¿Se encuentra bien? —me cuestionó el profesor que pasó a mi lado, el que ha estado vigilando a los diez alumnos que se encuentran en el aula, presentando el mismo examen.

—Sí... —me puse de pie, tomé la prueba y me dirigí al escritorio para entregarla al aplicador.

—Si ya no tiene ninguna duda, ya puede retirarse —dijo el hombre—. Antes de que concluya el mes, sus resultados le serán enviados a su tutor.

[3] CCC_Eros | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora