Capítulo 40

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—¿Qué tiene que ver con lo que pregunté?

—Que poco después me detuvieron porque Marina levantó una denuncia por agresión, y alguien la golpeó, pero no fui yo, lo que sé es que, con esas heridas, fue que la demanda procedió.

—... —enaltecí la cabeza, me giré hacia la mesa y recargué ambas manos. «¿Qué demonios hicieron ellos tres?»—. A... a... A ver, a ver —gesticulé—. ¿Es todo?

—No, no es todo. Empecé a frecuentar a Ulises y también conocí a Vivian. Nos encontramos un par de veces con tus hermanos y... hubo algunas peleas. Hasta donde sé, el problema se dio entre ellos tiempo atrás. No pregunté y ellos nunca me dijeron nada. Lo que intento decirte es que tus hermanos tienen un temperamento muy violento que acostumbran esconder y eso los hace muy peligrosos.

Denix, siento que voy a vomitar.

Puedo decir que conozco un poco sobre ese carácter del que Mijaíl habla, y no pongo en duda sus palabras, sino que debió ser algo verdaderamente delicado como para que incluso Alicia se tome la molestia de intervenir en ello. Sobre todo Alexey, cualquiera que sea su participación.

De acuerdo, pudo entender un tanto sobre todo lo que acabo de escuchar, sin embrago, hay una duda al aire que siempre tuve y creí que con el tiempo iba a resolverse sola y no.

—¿Por qué empezaron a seguirme? —cuestioné e hice que Mijaíl frunciera el ceño.

—¿Quiénes?

—Ustedes —respondí—. Y cuando supieron que yo era de esa familia, ¿por qué no desistieron?

En algún momento, Olive dijo que solo lo hacían para molestarlos y nunca quise creer en ello.

—Bueno...

—Dime la verdad o no voy a volver a confiar en ti.

Le estoy dando la oportunidad de que me diga si en efecto su intención era fastidiar a los hijos de Alicia y entonces tomar mi distancia sin provocar un problema.

—... —una vez más tensó la mandíbula y regresó su mirada a mí—. En algún momento acordamos que ninguno se iba a acercar a ti, pero luego fuiste muy directa con respecto a que no te agradábamos, algo que no hubiera hecho ninguno de tus hermanos a plena luz del día.

—Agradábamos —musité. Mijaíl sonrió, pues entiende que me sorprende que asuman por voluntad propia que mi impresión de ellos ha cambiado.

—Vamos, sé que les tienes algo de cariño —me abrazó por la cintura y me acercó a él.

—Si recordar sus nombres cuenta como tal...

Posterior a un largo beso, lo ayudé a terminar de preparar la comida, a la cual no pude quedarme; Salvik iba a llegar de su trabajo hasta media noche, hora a la que Ekaterina y Mijaíl pensaban cenar, de modo que me fue imposible seguir en su casa.

Cristian me recogió a dos cuadras después de la vivienda del peliblanco, para que así no me recordara que debía dejar de venir aquí. No importa qué tuviera para decirme, ya lo sabía.

En el trascurso del camino, seguí pensando en lo que Mijaíl me contó. Comienzo a suponer que los hijos de Alicia son capaces de mucho, sé que los forajidos también y... Agaché la cabeza; no entiendo nada.

La cena en la Mansión resultó mucho peor que haberme quedado en casa del peliblanco y atenerme a los regaños de Alexey; Stan se ha estado quejando de por qué nadie le avisó lo que pasó con Kay, Karen le reprochó estar más al pendiente de ILIA que de su familia, a lo que este dijo que, si Alexey hiciera bien su trabajo, él tendría más tiempo libre, por consiguiente, la discusión se encapsuló entre las dos personas a los extremos del comedor. Ambos se extendieron hasta que Yale decidió intervenir.

[3] CCC_Eros | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora