Capítulo 10

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Justo cuando dieron las siete de la tarde, Alexey decidió ir a revisar los documentos que separé. Pensé que no les pondría atención, incluso creí haber malgastado mi tiempo.

—¿De qué es esa tercera sección?

—Esos tienen tu firma, pero tú no la hiciste —contesté todavía con el batido en las manos y sin siquiera voltearlo a ver, pues pretendía sacar con un tenedor el trozo de fresa dentro.

Alexey los inspeccionó una segunda vez y de inmediato salió. La inquietud que vi en los empleados al otro lado de las puertas, me dijo que no debí tomarme al asunto tan a la ligera.

Me asusté al escuchar los gritos de la asistente, además del alboroto que se armó, entonces me incorporé, dejando el batido a un lado.

Seth, ¿ahora qué hice? Me quedé de pie, abrazándome el estómago mientras me apretaba la herida y esperaba a que Alexey volviera, seguramente a regañarme.

Temblé al escucharlo abrir y cerrar la puerta. No quise mirarlo a la cara, solo lo escucho gruñir.

Brinqué del susto en el momento en que un sujeto llegó a tocar la puerta, se le veía desesperado, como si un asesino lo viniera persiguiendo.

Azotó los puños contra la puerta, de modo que di un paso atrás. Las puertas se oscurecieron eventualmente, bloqueando la vista del hombre al otro lado. Y el sonido también dejó de atravesar.

—¿Eso qué fue? —cuestioné todavía asustada.

—Ese era quien hacia mi firma —contestó furioso.

—No lo golpeaste, ¿verdad?

—No —respondió con obviedad.

—...

Volteé a verlo. No me convencen mucho sus palabras. Aunque admito que ya antes lo vi así de enojado, nunca lo he creído capaz de levantarle la mano a nadie. Él mismo me exigió consideración con los empleados de la Mansión y más de uno le tiene respeto que no se basa en miedo.

Alexey me miró y suavizó la expresión.

—No le hice nada, te lo juro.

—Te creo... —señalé en voz baja.

Igual siento que fue mi culpa que aquel hombre haya sido despedido, a pesar de que comprendo que él falsificaba la firma de Alexey, no dejo de sentirme responsable por ser quien lo expuso.

Un poco más tarde, salí al sanitario. Todavía tenía el estómago revuelto por el susto de hace unos momentos y asimismo intentaba hacer tiempo para que Alexey terminara de tranquilizarse.

Me entretuve revisando la irritación que el roce del reloj me provocó en la muñeca, la cual todo el día me ha estado doliendo. También me molesta el estómago; por lo menos ya no sangra la herida que la chica me hizo.

En lo que entré y salí del baño, la asistente ya estaba alistando sus cosas para retirarse.

—Buenas noches, señora —se despidió al verme.

—Buenas noches.

Esperé a que bajara por el ascensor y me asomé en el piso de abajo, el cual también se había quedado vacío.

Volví a la oficina. No parece que este chico tenga planeado irse. Él siempre vuelve a la Mansión a eso de las ocho, si es que piensa cenar con su familia, de lo contrario, regresa a las diez u once de la noche.

—No tiene caso que pregunte si te asusta quedarte aquí —Caminé a la ventana para ver un poco de la vida nocturna.

—Pudiste decirme que querías irte.

[3] CCC_Eros | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora