Capítulo 15

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Ulises se detuvo en la cafetería de Niko, donde no ingresé como hicieron sus amigos; preferí volver a la Mansión, para así no inquietar más a nadie, ni a Cristian, de quien me había escapado con tal de ir a aquel bar a pagar y por suerte no se dio cuenta de a dónde fui, en cambio, sí de que regresé con los forajidos.

Entré al auto y el chico emitió un fuerte suspiro.

—Señora, por favo...

—Ya sé, ya no me voy a escapar, ¿de acuerdo? —dije con poco interés, segura de que el motivo de su molestia y preocupación es el hecho de que no le dijera a dónde había ido.

Al día siguiente, eran las cuatro de la tarde y me encontraba en la Mansión sin motivos para salir. Podría ir con Fiorella o incluso a casa de Alicia, todo con tal de no quedarme aquí.

Usé el tiempo que tenía para concluir el libro de Murakami, la verdad es que no estaba segura de terminarlo y estaba dispuesta a mantenerlo únicamente porque dentro se encuentra la fotografía de Lucas, pero pude concluirlo en un total de diez minutos.

Llamaron a la puerta en el momento preciso en que devolví el libro al sitio que le di antes.

—Entra —dije, segura de que se trata de Emma.

—Disculpe, señora —habló la chica. No me equivoqué—. ¿La interrumpo?

—Ya me interrumpiste —musité—. ¿Qué necesitas?

—La señora Karen la espera abajo, con sus hijos.

—¿Quieren hablar conmigo o van a hablar de algo y tengo que estar presente? —pregunté con desconfianza.

—Va a comentarle algo a sus hijos y usted —respondió.

—... —Sin un grado de intención, salí de la habitación.

Cuando bajé a la sala, busqué con la mirada a Kay, para mantenerme lejos de él, así como de su hermana, sus padres y el resto.

No veo a nadie.

—Jane —me habló Karen. La mujer luce como si no hubiera dormido en un largo tiempo, además parece haber estado llorando—. ¿Puedes tomar asiento? —indicó la sala.

Me dirigí a uno de los sofás, tomé asiento y esperé por la conversación siguiente. De inmediato bajó Gala, seguida de su hermano, ambos se sentaron y nadie expresaba una sola palabra, lo que me empezó a inquietar.

—¿Vamos a esperar a Yale? —preguntó Gala, con cansancio.

—Tengo que hablar con todos —apuntó su madre. Lo que dijo significa que sí, vamos a aguardar por Yale, quien no sé dónde se encuentra, porque en la Mansión no.

Me crucé de brazos, así como de piernas y observé el florero en medio de la mesa. Tiene cuatro tulipanes con su respectivo tallo y tres se encuentran juntos, mientras que el cuarto está a un soplido de unirse, por consecuencia, hacer caer el florero.

Al cabo de veinte minutos, Yale ingresó por la puerta principal y, al entrar, el viento fue el impulso que la flor necesitaba, entonces el jarrón se vino abajo. De inmediato, Phil llamó a Vera para que viniera a recoger y secar el comedor.

—¿Entonces? —cuestionó Yale luego de un fuerte suspiro. Está cansado, ¿de dónde vendrá? Se quedó de pie y, al tenerlo de frente, noté que su cabello estaba húmedo, como si recién se hubiera duchado.

—Bueno —Karen aplaudió una sola vez y mantuvo las manos entrelazadas—. No sé si ya están enterados, pero hace unos días salió un... artículo, donde hablaban muchas cosas de mí... y de su papá —susurró las últimas palabras, dirigiéndose a sus hijos.

[3] CCC_Eros | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora