Capítulo 13

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Pasadas varias horas, todavía no quería volver a la Mansión. Imagino cómo han de estar los ánimos por allá y no estoy segura de poder salir librada.

—¿Quién sabe que tú sabías eso? —preguntó Logan.

Minutos después de haber hablado con Alicia, me encerré en el despacho de Lucas, con Logan. Cada tanto mirábamos el noticiero y, desde luego, de todo lo que hablan es del reciente escándalo de la familia De'Ath.

Estaba sentada sobre el escritorio. Logan se encuentra en la cama.

—La misma Karen —contesté cambiando el canal—... —me quedé en silencio—. No sé si está segura.

—¿Crees que Alexey se enoje contigo?

—Su manera de reaccionar es... —hice una mueca al no saber explicarlo—. A veces se enoja por cosas insignificantes, o reacciona bien aun cuando tenga motivos para molestarse. Es muy extraño.

—Él nunca te ha hecho nada, ¿verdad? —inquirió con cierto recelo.

—¿En qué sentido? —pregunté esperando que no respondiera lo que estoy pensando.

—Gritos, insultos..., golpes —musitó la última palabra.

—Ah... —levanté la cabeza con alivio—. No. Bueno, una vez me encontró en su despacho, estaba buscando algo que tranquilizara a Alicia, y se enojó mucho.

—¿Qué te hizo? —frunció el ceño con expresión seria.

—Nada, solo me gritó. Pero veo que es la única manera que conoce para dar una orden.

—Lo dices como si lo conocieras bien.

—Vivo con él. Me doy cuenta de su manera de ver la vida. Aunque tal vez no sepa cómo va a reaccionar, lo entiendo una vez que me lo explica.

—... —ladeó la cabeza y me miró unos segundos—. ¿Entre ustedes no ha pasado nada... íntimo? —Negué con la cabeza ante su duda. No puedo decirle nada, porque no va a estar de acuerdo—. Hay otra cosa que quiero preguntarte —se giró a la puerta para asegurarse de que estuviera bien cerrada y luego volvió a mí—. ¿Hay algo entre Mijaíl y tú?

—No.

Sin importar haberle respondido con total convicción, guardó silencio por un momento, a razón de no creerme.

—Jane, es que... —hizo una mueca—, lo defiendes, siempre.

—Si es por aquella vez que te peleaste con él...

—No, no fue por eso —me interrumpió—. Te dijimos que no te acercaras a él y sigues viéndolo. Estabas detenida con ellos —recordó.

—No creo que los vuelva a ver... —recogí mi cabello detrás de las orejas—. Ulises y todos se enteraron de Alexey.

—¿Por Harmony? —lo volteé a ver al escuchar sus palabras. El chico se limitó a encogerse de hombros—. Tú eras la única que no sabía que era una Ripoll. Nada más era cuestión de tiempo para que te la encontraras en uno de esos eventos.

—... —chasqueé la lengua—. Da igual. El punto es que están molestos.

El día en que nos detuvieron, yo estaba ocupada en mis asuntos con Tamar, ahora recuerdo su nombre, entonces Vivian dijo que tenían que intervenir y comenzó a discutir con Harmony, dado que esta última se negó a mover un dedo por mí, y con tal de que la contienda entre ellas no creciera, la chica de cabello rosa no pudo quedarse callada; expuso mi estado civil, revelación que fue suficiente para que todos, incluyendo a Tamar, desistieran de palabras y actos. Mientras discutían entre sí y conmigo, así como con Sander, por no haber dicho nada antes, dado que trabaja básicamente para mí, alguien del bar llamó a la policía y, acto seguido, nos detuvieron a todos.

—¿Sander sigue trabajando en la Mansión?

—Sí, por lo que sé, en ese momento tenía vacaciones, por eso Alexey no se enteró, de otro modo, lo habría despedido.

—Tal vez pue...

Ambos miramos en dirección a la puerta al escuchar su inconfundible voz. Me giré para asomarme por la ventana. El auto de Alexey se encuentra estacionado afuera.

—Vinieron por mí —dije con actitud sumamente cansada. Bajé del escritorio.

—Iré a visitarte luego —anunció al ponerse de pie.

—¿Lo prometes?

—¿De verdad quieres que vaya? —preguntó sorprendido.

—... —tragué saliva antes de poder explicar por qué me gustaría que esté cerca—. Me expulsaron del Liceo.

—¡¿Qué?! —sacudió la cabeza—. ¡¿Cuándo?!

—Enseguida de que estuve detenida, por eso me echaron —respondí con obviedad—. Tengo que buscar dónde perder el tiempo, mientras encuentro la oportunidad para decirle a Alexey.

—Dios, Jane —suspiró—. Tienes que decirle antes de que se entere por otro lado.

—Eso me dijo Yale.

Llamaron a la puerta.

Jane, Alexey vino por ti —anunció Alicia al otro lado. Encaminé a la puerta, sujeté la perilla y me volví al chico.

—Ella tampoco sabe —le señalé a Logan en voz baja antes de abrir—, no le digas nada —Terminé de salir una vez que el chico asintió.

—Qué galán al venir por ti, ¿no? —murmuró una Alicia mordaz avanzando por el pasillo.

—¿Siquiera lo toleras? —cuestioné sin detenerme.

—Me cae como patada en el hígado, pero mientras tengas una buena relación con él, tenemos acceso a su billetera.

¿Patada en el hígado...? Eso... no es importante, sino lo que dijo además.

—¿«Tenemos»? —me detuve antes de bajar las escaleras.

—¿Quieres que te vuelva a explicar? —cuestionó mirándome. Sé muy bien que lo que sea que vaya a salir de su boca, será impertinente y me pondrá de mal humor, de modo que preferí bajar para irme de una vez.

Alexey se encontraba de pie cerca de la puerta, hablando con Kaede y Mateo, quien estuvo aquí todo el día y fue uno de los motivos por los que no pretendía salir del despacho; ese niño se parece mucho a su madre.

—No sé de qué me estás hablando —el hombre le dijo a Mateo, como si estuviese tratando con un adulto y no con un niño.

—Va a salir en una película —anunció Kaede—. Cuando esté, te invito a verla.

—¿Tú me invitas? —preguntó el otro, algo atónito ante la seguridad del crío, quien asintió, entonces Alexey no pudo evitar sonreír.

—¿Nos vamos? —hablé.

—Claro —contestó el sujeto.

—Jane —Alicia me detuvo—. Recuerda que mis asuntos son míos, no los cuentes por ahí.

Nada más asentí para luego salir enseguida de Alexey, a quien, por lo que veo, le urgía irse de aquí.

Cristian se vio obligado a seguirnos en el auto, pues yo debía ir con Alexey. No es que me esté acostumbrando, más bien ya entendí que mi opinión no es necesaria.

—No me gusta ir a tu casa —anunció a medio camino.

—Es mi familia, tienes que soportarla.

—Tú me dijiste que no toleras a la mía, puedo hacer lo mismo.

—Sí, pero yo no te obligo a vivir con Alicia.

—¿Prefieres que nos mudemos a otro lado?

Sentí mi corazón detenerse por un momento y enseguida se aceleró. Es posible que haya sido por el miedo de imaginarme viviendo sola con Alexey, sin la intervención de Yale, el único cuya presencia puedo tolerar.

—No. Prefiero el divorcio.

[3] CCC_Eros | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora