5. Antes de la tormenta

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El muchacho de pelaje blanco continuaba con su arduo plan interno para lograr hacer entrar en razón a su hermanita pequeña de no ser él quién tuviera que acercarse al líder. Era una niña, pero era inteligente. A su vez era inocente, pero abusaba de ello, como hace unos segundos empujándolo al líder.

El silencio invadía la tienda de los Usagi, Yuichi no tenía siquiera que verbalizarlo, sabía que su hermana se encontraba ligeramente igual de molesta que él, solo que por razones contrarias.

--- No debiste intervenir de esa manera. Ni siquiera me preguntaste qué pensaba de esto.

--- Sabes que no podemos volver. - decidió hablar finalmente la gatita. Ambos estaban de espaldas, fingiendo estar haciendo algo, una típica máscara para evitar gritarse.

--- Se supone que soy el mayor. ¿Por qué actúas por los dos cuando soy yo quién debe cuidarte? como si no supieras la mitad de lo complejo que es todo, Han - estaba sereno, lo más que podía, su voz sonaba consolante, pero pesada a su vez, un tono que solo Hana Usagi conocía.

--- Tal vez. Pero debes recordar que estoy creciendo en las mismas condiciones que tú...todos crecemos rápido- tomó suficiente valentía para girarse y encontrarse con los ojos del conejo. --- Es cuestión de tiempo para que los Kraang den con nosotros y los otros rescatados del campo, una vez se entra...no se tiene mucho tiempo de vida asegurado...a menos..

Su hermano intervino casi al instante.

--- No.

--- A que nos unamos a una potencia mayor que ellos.

--- Son más frágiles y codependientes entre ellos de lo que crees. Eres una niña aún Hana, créeme por que te lo digo. Estaremos mejor si salimos de aquí, esta noche, ahora mismo.

Se levantó tomando sus cosas y colocandolas en su espalda. Giró a ver a su hermanita mientras esta negaba casi impresionada de las decisiones tan, a su perspectiva, inmaduras y suicidas de Yuichi.

--- No me importa que aún me mires como una niña...podré tener miedo, es normal en toda edad, pero creo soy lo suficientemente madura para decir que no estoy dispuesta a salir de aquí. No sin saber que éste lugar es o no un "peligro" mayor que lo que hay afuera.

Se miraron fijamente, la tensión podía cortarse con el cuchillo más fino del lugar. Eran una niña y un joven adulto, pero en los tiempos en los que vivían, podían ser demasiado aterradores de ver cuando discutían.

Yuichi se asomó por la carpa y la abrió sutilmente para ver afuera de esta. Habían muchos mutantes, personas, familias, parejas...niños. Una parte de él se suavizaba pero media vez ese pequeño pellizco de esperanza apareció lo apagó como hoguera.

--- No podemos confiar en ellos.

--- ¿No "podemos"? ¿O no puedes? - le retó una vez más con ese tono serio que tenía desde que habían regresado del anuncio a los programas infantiles. - volvió a abrazar su cuerpo mientras cortaba la mirada fija con él, volviendo a ver una esquina de su tienda.

Yuichi suspiró con pesadez.

--- No quiero perderte como a ella, ¿sabes? Le prometí que te cuidaría. Sé que ver muchos niños y familias te ha estado incomodando...solo quiero que sepas, que si esa es la razón por la que quieres irte...- y sin más se recostó sobre el suelo dándole la espalda.

--- No lo pienses tanto, ¿ok? - soltó con algo de pesar en su pecho. Ella tenía un punto, pero no estaba listo para aceptarlo, menos en aquella en quien más cercanía sentía, su hermana.

--- Ok. Haz lo que quieras, dormiré un poco y luego...pues...no lo sé. - respondió el muchacho con pesar y algo cansado.

--- Al menos...déjame ir solo a ver como es...solo una vez. Y...si todo parece estar bien, vuelvo por ti y veremos si pruebas ese...dichoso programa. Solo no me evadas Han, tienes un punto. No hay que perder a nadie más de valor.

En la guerra no hay amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora