24 Del lado correcto

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Sus manos le temblaban; pero nada, y literalmente nada podía darle más inseguridad y temor que el silencio con el que los hermanos lo veían. Todos sentados frente a él.

Miraba al rededor de manera lenta y discreta para no alterar a las tortugas, por alguna de aquellas mirardas en la cual depositar su nerviosismo para evitar tartamudear lo menos posible y conseguir relajarse antes de comenzar su versión de los hechos. Intento con Mikey, esperanzado. Nada. Donnie nisiquiera fue una opción. Intentando por último con Leonardo. Pero recibió solo una mirada de indiferencia neutral.

--- ¿Y bien? - soltó el gemelo mayor de bandana azul.

Tragó saliva y sus orejas bajaron por insistinto. Algo en la voz de Leonardo sonaba distante. Pero era obvio, había perdido a su hermano, uno de sus refugiados aparentemente resultó ser un enemigo, y dudaba de su "amigo" ahora. Es decir, su persona.

--- ¿Por dónde quieres que empiece? Diré lo que quieran y pueda ser de utilidad para apoyar, aún si es de forma mínima. - dijo el conejo con voz suave y rendida mientras veía al suelo.

Leo solo se resignó a fruncir el ceño mientras veía al suelo igual. No se sentía con la fuerza para hablarle en ese momento tan libremente.

--- Este...- Todos voltearon lentamente a ver la mano alzada del menor. Al sentirse observado, este se limitó a bajar un poco su mano, apenado, o más bien incómodo. Aún sus ojos seguían hinchados debido a las lágrimas. --- Creo que quiero empezar yo.

Su voz quebrada le dolía a Yuichi. Pero obviamente no lo diría. Decidió prestar atención al más joven con el semblante concentrado.

--- Dilo y responderé, Miguel Angel. - asintió decidido.

El de naranja se mordió los labios, pensando mucho en qué preguntar. Pues tenía demasiadas preguntas.

--- Bien. ¿Cómo supiste dónde buscarnos?.

"Preguntas abiertas. Si quiero que recuperar su confianza debo dar respuestas cortas. No, abiertas pero sensatas y directas. Solo así los haré sentir seguros de mí" Pensó.

--- ¿Recuerdan a Lucille Rogers? La señorita que cortejó a Le- al comandante? - debía dejar la cercanía por un momento.

--- ¿Mhm? - Expresaron los tres.

El conejo bajó la mirada nervioso, temiendo mayoritariamente que no le creyeran.

--- Ella me alertó de que algo no estaba bien.

--- ¿Bien cómo? - comenzó a sospechar Donnie.

--- Verán...

--- Hola Yuchi, La señorita Sunita me solicitó preguntarte si podías llevarle unas hierbas más tarde a la bodega de primeros auxilios, uno de los hijos de una señora está algo enfermo, y cree que quizá tú sepas cuál elegir. ¡Ah! Perdone mis modales, soy Lucille Rogers. Jeje, creo que no habíamos tenido el placer. - sonrió dulcemente.

--- Ah, sí. Creo saber quién es. Un, am...placer. - sacudió su mano. Sin duda era una tortuga bastante atractiva como tanto decían. Pero tenía pinta de ser una fresita.

--- Fantástico estaré feliz de esperarlo con Sunita más tarde entonces. ¿Le queda bien dentro de una media hora?

--- ¿Sunita? - preguntó algo nervioso Mikey. Oír el nombre de su pareja lo puso un poco temeroso. Por un lado estaban en una línea delgada entre creerle al conejo o no, pero el oír de ella en su boca le ocasionaba mucho miedo por alguna razón.

Yuichi no tardó en notarlo, así que decidió calmarlo con una apenada sonrisa debido a la incomodidad de la situación.

--- Descuida, Miguel Angel. Ella está bien. Lo juro.

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⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

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En la guerra no hay amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora