11. ¿Charlamos?

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Quien sabe cuánto tiempo había pasado desde que habían salido del refugio y estaban en el aire.

La fuerte luz del cielo carmesí entraba por la ventana de la cápsula. A diferencia de Leo quien estaba de espaldas del vidrio, a Yuichi le daba directamente a los ojos los pocos rayos de sol que se asomaban a su vista.

--- ¿Crees que ya estemos cerca? ¿Cuánto ha pasado?. ¿Cómo veinte minutos?

--- Mmm no lo sé. Supongo que no más de treinta. - trataba de mover un poco sus piernas. Estar de pie por tantos minutos ya hacían entumecer su cuerpo. Y sentir tan cerca la parte baja de Leo, se sentía, extremadamente incómodo. Fuera de quien fuera, era una situación incómoda. - ¿Puedes medio ojear en qué parte de Nueva York estamos?

--- ¿Eh? Pero tendría que asomarme un poco más y no es muy cómodo moverme ahora. Además, no tengo la más remota idea de cómo es este sitio, ¿recuerdas? Casi nunca he estado afuera. - mencionó un tanto en desacuerdo.

--- Ya, deja de ser tan necio de pronto. Hasta cansa. Ya, acércate, solo dime qué ves - regañó. El conejo rodó los ojos y accedió a duras penas. Se puso ligeramente de puntillas y acercó su rostro por encima del hombro derecho de Leonardo para poder ver parte del paisaje. La luz molestaba un poco su vista, entrecerraba ligeramente los ojos para después tratar en enfocarlos de nuevo. Leo por otro lado se iba tensando ligeramente y no movía un solo músculo y trataba de no soltar ningún ruido que demostraran que esta situación era igual de mala para él. Desviaba la vista lo más posible con el ceño fruncido.

--- No sé si estamos cerca. Pero estamos a poco de pasar una gran estatua de una mujer sosteniendo una antorcha.

--- La estatua de la libertad, bien. - dijo casi instantáneamente. --- Ahora trata de divisar algún bosque donde haya un antiguo parque de diversiones. Ahí es el refugio de respaldo.

--- ¿Parque?

--- Tú hazlo.

Entrecerró los ojos y lo fulminó ligeramente con la mirada antes de volver a ver. Podían tener una especie de "tregua" pero aún así no le gustaba sentirse ordenado. Asomó un poco más el rostro al punto que su mejilla podía rozar su bandada.

--- Cerca de un bosque, cerca de un bosque...- decía entre murmuros para sí mismo mientras intentaba concentrarse. --- ¡Ah! Creo que lo veo. ¡sí! Debe ser ese. Aunque-

--- ¿Qué, qué ocurre?

--- ¡Nos estamos desviando! ¿Seguro que esta cosa tenía las coordenadas exactas?

--- ¡Carajo! - dijo entre dientes. --- pueda que haya habido algún tipo de interferencia. - comenzó a buscar dentro de la cápsula algún tipo de consola para revisar las coordenadas. Mientras lo intentaba ambos cuerpos rozaban más de forma no intencional.

--- Oye, estás aplastándome. - puso sus palmas en su pecho para alejarlo un poco de él. Pero la tortuga seguía enfocada en buscar la dichosa consola. Y finalmente la halló justo a su derecha a sus espaldas.

--- ¡Aquí está! - comenzó a revisar y pulsar unos botones que Yuichi no comprendía pero prefería no cuestionar. Al cabo de unos segundos la máquina tuvo un par de turbulencias, cosa que hizo que ambos chicos se vieran directamente y de forma algo aterrada.

--- Por favor dime que eso fueron turbulencias por el clima o alguna mierda como esa, y no fue porque algo de esta chatarra falló. - rogó casi al cabo de un ataque de pánico.

--- Yo- volteó a ver la luz roja titilar a su derecha lo cual indicaba justo eso. - creo que sí...

La cápsula comenzó a caer.
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En la guerra no hay amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora