7. Premonición

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10 am

No pudo dormir nada.

La mañana se asomaba sin esperar a nadie. Y mucho menos a Yuichi Usagi.

--- ¡Yu, Yu, Yu! ¡Levántate holgazán! - su cuerpo era sacudido con extrema energía por aquella característica hermana suya.

--- Cinco minutos más. - decía alargando el final de su queja.

--- ¡No puedo esperarte más! Ya va ser hora Yui. ¡Me lo prometisteeee! - repetía sus sacudidas cada vez más nerviosa por llegar tarde.

El conejo no quería admitir que no había logrado conciliar el sueño la noche anterior. Pero tampoco podía mover un músculo sin sentir una fatiga molesta.

--- Bien, ya voy. - finalmente se levantó a medias mientras faltaba su rostro con ambas manos. De un salto la pequeña sonrió de alegría y continuó alistándose para salir de su tienda.

--- ¿Y cuánto dices que va a tardar la cosa esa? - preguntó mientras veía a penas con un ojo abierto como la pequeña iba de un lado a otro tratando de ponerse su cinta de entrenamiento y vendas para proteger sus puños.

--- Aproximadamente una media hora. O al menos eso dijo el maestro Miguel Angel y la comandante Jones.

--- Mm.

Exclamó sin mucha emoción. Pudo haber sido "idea" de Hana pasar tiempo con este grupo de cerca, pero sentía que en lugar de encontrar razones para irse, su inocente hermana sólo había encontrado más y más motivos para quedarse. Después de todo, si lo pensaba bien, en las últimas semanas desde que inició el programa, se notaba más sociable, más segura y menos cercana a él.  Y esto último era lo que más le angustiaba.

--- Muy bien, ya quedó. ¿Qué tal me veo?

Giró la vista a esta vez tratando de mantener ambos ojos abiertos. La niña vestía su típico traje de siempre, unas vendas en sus puños, brazos y tobillos y como la cosa más extraña, a visión del conejo, era la cinta en su cadera que portaba un símbolo, parece significativo para la resistencia, ya que parecía el mismo que portaban los Hamato, que portaba el líder.

--- Haces juego con el lugar, supongo.

--- Pff no sé si fue un cumplido o una burla pero da igual, andando. - tomó su mochila y como pudo tras unos minutos cortos, sacó como pudo a su hermano de la tienda para ir a donde le indicaron a la gatita que sería la actividad.

Y así como otro día más bajo tierra, los hermanos salieron de su tienda. Las cosas se sentían cada vez más distintas. Más...cómodas. Y era algo que de alguna forma a Yuichi no le gustaba.

--- Buenos días Hana, joven Usagi. - saludó una humana anciana mientras cargaba unos platos.

--- Buenos días, señora. - dijeron casi al unísono.

Luego otras personas pasaban de largo pero no sin saludarlos amablemente.

--- Buenos días niños.

--- Un gusto, espero verlos luego.

--- Felicidades Hana, espero pases tu prueba de hoy.

En la guerra no hay amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora