23 Pesadillas

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La brisa no dejaba de soplar. Con ella se llevaba y secaba las lágrimas de las tortugas que reposaban en el suelo, quienes seguían abrazándose entre ellos para sentirse cerca, aún después de horas en vela. Había sido una noche verdaderamente dura. Y las dudas de qué hacer y el ánimo de estos se hicieron presentes

Tan solo hace unos momentos estaban velando de manera improvisada a su amado hermano mayor. No había mucho que pudieran hacer de cualquier forma. Por más que hubieran querido algo más significativo, la dura realidad era que no.

Leo, el hermano gemelo mayor, comenzaba a despertar, habría pasado quizá una media hora desde que decidió descansar. No se había dado cuenta de que, se había dormido. Según él, estuvo haciendo vigilancia para que sus hermanos descansaran.

Al ver a su alrededor, buscó con la mirada a Donnie y a Mikey. Al verlos se relajó, destensando ligeramente los hombros. Pero algo captó su atención. Yuichi no estaba. "¿Dónde "estaba? No lo veía desde hace un par de horas.

Volteó a ver a varios lados, sin encontrarlo. Suspiró, se levantó y decidió salir a ver de reojo si no estaba en alguna esquina de la entrada del barco. Al mirar una vez más, nada. No estaba. No quería tener que sobrepesar, y la verdad es que ni energía tenía. Posó su mirada donde sus hermanos dormían, y se le escapó una sonrisa débil, cargada de dolor a la vez. Pues no se sentía suficientemente fuerte como para girar a donde el cuerpo del hermano mayor yacía cubierto por una manta improvisada que armaron los demás de sus hermanos junto a él.

La luna brillaba mucho. Ciertos animales como grillos y moscas daban ambiente. Sería una noche hermosa a ojos de otros. Pero no para él.  Decidió olvidarse un poco de Yuichi y volvió a sus hermanos. Al verlos roncar se agachó y los cubrió con su capa. Estaba algo sucio y empolvada, pero era mejor que nada.

Pasaron segundos.

Pasaron minutos.

Ya no sabía, tenía sueño de nuevo. Y , cerró los ojos.

Todo se oscureció de nuevo. Pero, no le importó.
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--- ¡Fue tu maldita culpa! ¡Eres el líder! ¿Cómo no pudiste estar ahí para él, maldito!?

Mona lo sacudía desenfrenadamente mientras lloraba desconsolada.

--- ¡¿POR QUÉ NO ESTIVISTE AHÍ CON ÉL?! ¿¡POR QUÉ?!- esta se aferraba a su capa mientras lloraba y lo miraba como nunca imaginó ver a Monalisa.

Los niños lloraban.

--- ¡Eres una basura como hermano! - gritó Donnie. --- ¡Solo tenías que hacer una cosa! Hacer bien tu labor como líder. - abrazaba a Mikey mientras lloraba amargamente. --- Pero nooo, todo tiene que girar en torno a ti, siempre.

Este solo sacudía su cabeza, tratando de controlarse. Las lágrimas comenzaron a salir de su rostro.

--- No...no es así. Nunca esperé que esto pasara...

De pronto sintió la palma de una de las tortugas menores a su lado. De Uno.

--- Exacto tío. Tú nunca anticipas nada porque no le das la importancia necesaria. No nos demuestra ñs que te importamos. Mi papa, tu hermano, no te importó...Desde que ese conejo y su estúpida hermana llegaron, no eres el mismo.

Las figura de Yuichi y Hana aparecieron al lado del niño.

--- Uno...no- eso no- tú nunca dirías eso de Hana...

En la guerra no hay amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora