19. El plan

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El muchacho de pelaje blanco apretaba con amor a su pareja mientras comenzaba a despertar. Soltó un suspiro luego de verlo. Se volteó al lado para comenzar a destensar su cuerpo y bostezar un poco. El conejo a su lado también no tardó en despertar.

--- Hola, algodón. - decía Sandro mientras se estiraba y se in
corporaba.

Yuichi estaba de espaldas suya colocandose su típica cinta azul.

--- Hola, San.

--- ¿Dormiste bien? Ayer estabas muy tenso. ¿Ocurrió algo anoche con Leo?

Esto puso nervioso al recordar su charla que acabó con una escena algo incómoda, esto avergonzó al chico al punto que se oyó su balbuceo.

--- N-no. - un ligero sonrojo apareció por su rostro. Pero gracias a que estaba de espaldas de Sandro, este ni lo noto. Más bien rió dulcemente - --Ya conoces a Leonardo. Puede ser muy terco, es como lo noté ayer. Regresé algo molesto con él es todo. - volteó a verlo, y su mirada parecía verdaderamente inquieta mientras veía a la nada recordando todo lo que hablaron. De salir a buscar provisiones, dejar la guarida sin su protección...

--- Oh, ¿pero no te gritó, o sí? Porque aunque sea el líder y tu amigo no lo toleraría de su parte. - esta vez fue Sandro quien se levantó para buscar rápidamente la mirada de su pareja.

--- ¡No! No, claro que no. - sonrió. --- Él no es así. - bajó la cabeza. --- Es solo que parece preocupado y a la vez eso lo tiene inquieto, creo.

Yuichi se levantó y ya frente, su novio, le besó la nariz.

--- No te preocupes demasiado, ¿sí?

--- Solo alguien que no quiere que alguien se preocupe por algo que merece preocupación diría. - hizo un puchero pero aún así le siguió el juego y rodeó su cintura para acercar sus frentes.

Yuichi aprovechó la cercanía de sus caras y tomó sus mejillas y lo besó tiernamente. Poco a poco ese beso fue intensificándose hasta que el conejo de tez blanca fue llevando inconscientemente a su pareja a un rincón de la cama.

--- Woah, woah, no tan rápido. - sonrió Sandro mientras apartaba sus rostros con algo de apuro. --- ¿Por qué de pronto tan acaramelado?

--- Oye, ¿puedes culparme? Cuatro años saliendo, ¿y nunca lo hemos hecho?- hizo un puchero mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás y soltandose del cuerpo del chico mientras este reía por ver al chico como un niño haciendo un berrinche. --- Digo, es sexy besarnos por horas y los toqueteos ligeros, Sandro pero. No sé, diría que es un instinto normal. ¿Qué no eras tú el que alardeaba mucho de ser un apasionado cuando nos conocimos? - se burló.

--- Ja, ja. Lo que no sabes es que decía todo eso solo para tener tu atención. Y mira lo bien que me resultó. - le regresó la burla mientras buscaba sus cintas para los brazos.

--- Ja, ja, como no. - se levantó rendido.

Era cierto, Yuichi y Sandro nunca habían hecho el amor desde, pues, nunca. Y curiosamente era algo de lo que naturalmente el de tez blanca hablaba con su único amigo, relativamente cercano después de Leo. Mikey. Mikey era muy bueno escuchando y aún recordaba la primera vez que había preguntado por ello. Era algo que lo avergonzaba, nunca había tenido pareja en su vida, y esto no era Japón. No sabía como funcionaban las costumbres de pareja en Nueva York. Por lo regular sabía que había que esperar a casarse, pero ¿esas costumbres tenían algún valor actualmente?

En la guerra no hay amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora