Capítulo 17

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A pesar de que las luces estaban apagadas y él tapado con la frazada gruesa, Roberto aún seguía despierto, incapaz de dormir. Incluso encontrándose demasiado cansado como para al menos dejarse llevar por la maraña de pensamientos que tenía en la cabeza, no conseguía cerrar los ojos.

Seguía escéptico ante todo lo que había ocurrido esa tarde. Era difícil de creer que él y Topo habían arreglado todo el conflicto entre ellos. Solamente bastaba hablar y aclarar todo. Desafortunadamente para Roberto, seguía presente aquel sentimiento de vergüenza colosal, alimentado por su actuar de estos últimos días.

Quería creer que era vergüenza lo que le estaba irrumpiendo en ese momento, porque no estaba del todo seguro qué era exactamente lo que sentía, y sería una tarea ardua buscarle un nombre exacto a ese sentimiento (si es que tenía alguno).

Qué difícil es a veces comprender... quién es quién...

Era como si su mera existencia fuera motivo suficiente para estar así. No era ajeno a eso, no era la primera vez y dudaba mucho que sería la última.

¿Qué más podía hacer? Él no procesaba las cosas como las personas consideradas "normales" hacían, haciendo que hubiera días en que no tuviera ni la más mínima de cómo se sentía, o días en que hasta el zumbido de una mosca lo volviera loco, incluso días en que levantarse de la cama a la misma hora de siempre fuese casi imposible. Debía hacer el esfuerzo de ser mucho menos cruel consigo mismo si es que deseaba preservar su salud y su estabilidad emocional. A pesar de que constantemente intentaba eso, no era tarea fácil: Nunca lo había sido y nunca lo sería...

Roberto se incorporó en la cama, suspiró y abrazó la almohada que Gustavo había usado la vez pasada para calmarse. Había lavado las fundas y sábanas el día anterior así que el único aroma presente era el del jabón líquido para lavarropas que había comprado en una oferta de 2x1 del supermercado. Se arrepentía de haberle dicho a Topo que se fuera temprano. ¿Debía llamarlo? No, no deseaba ser una molestia. Estaba más que seguro que para su "amigo" ese día también fue emocionalmente turbulento.

El hombre de cabello enrulado castaño agarró su teléfono celular, sin saber precisamente qué hacer. Estaba tentado a llamar a Topo, por lo menos sería buena idea charlar un rato, y si no era demasiado pedir, que volviera junto a él.

"Dejá de fastidiarlo o sino creerá en serio que sos insoportable", le reprochó ese molestoso pensamiento intrusivo en el fondo de su cabeza.

"Pero si él mismo dijo que lo llame si lo necesitaba", gritó Roberto en su cabeza para silenciar esa idea desagradable que quería apoderarse de él.

Topo le había dicho que él no era nada de las cosas malas que se decía constantemente, que nunca se le cruzó por la cabeza que era insoportable y dramático. Pero, entonces, ¿por qué le costaba creerlo? ¿Por qué era tan complicado aceptarse tal y cómo era? ¿Qué tenía que sucederle para hacerle entrar en razón?

Ya no sé qué hacer conmigo...

Al final, terminó marcando el número de su hermano.

—¿Diga? —escuchó una voz.

—Hola, ¿Riki? —Roberto habló cuando el tono de espera dejó de sonar.

—No, soy Alvin.—contestó el baterista del Cuarteto de Nos, y se rio un poco.

—¿Me pasas con Riki? —preguntó Roberto— Perdón si interrumpí algo...

—No te preocupes, solo estábamos a punto de ver una película en Netflix —contestó Alvin, y Roberto escuchó algunas oraciones sueltas distantes y pasos.

Desvelos (Roberto Musso x Gustavo Antuña)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora