Capítulo 29

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"Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando...", se repetía Gustavo Antuña en su cabeza. Miró al costado de la cama, en el baño y no había rastro alguno de su pareja.

—¿Rober? Rober, ¿dónde estás? —con cada minuto que pasaba, la preocupación iba en aumento.

—No, no, ¿qué tal si... —Topo se asomó al balcón para mirar al suelo, temiendo el peor escenario que su cabeza pudo imaginar.

El alivio de no ver nada fue indescriptible, pero no duró demasiado.

Rápidamente, volvió a salir a los pasillos y empezó a buscar a Roberto por todas partes.

—Chicos, chicos, CHICOS... ¿han visto a Roberto? —exclamó Topo desesperado cuando divisó a Santiago Tavella, Santiago Marrero y Alvin Pintos en el comedor, estaban haciendo fila para el buffet del desayuno.

—Creímos que estaba contigo, Topo —Alvin fue el primero en hablar, al ver a su amigo se dio cuenta que algo no iba bien.

—Justo iba a llamarlos por teléfono para que bajaran —agregó Marrero.

—No está, no está conmigo, yo... yo... —las palabras de Topo empezaron a enredarse y se tapó la cara con ambas manos.

—Ey, ey... Tranquilo Topo —Tavella se aproximó al más bajo de estatura y puso ambas manos sobre sus hombros— ¿Qué pasó?

—No lo encuentro, discutimos y creo que me pasé y... y... —ahora Topo era el que estaba a punto de perder la compostura.

—Tranquilo, tranquilo —Tavella lo abrazó con fuerza para calmarlo—. Sea lo que sea que sucedió, lo vamos a encontrar.

—Sí, avisaré a los del staff para que nos ayuden —Alvin bajó su plato y su taza, el desayuno podía esperar—. Contanos lo que sucedió mientras, ¿dale?

—Sí, sí... —aceptó Topo, acomodándose los anteojos.


***

Cuando apenas recuperó la movilidad, Roberto también se vistió y salió del hotel. Estaba caminando por una plaza no muy lejos del lugar de hospedaje; la verdad es que no tenía rumbo fijo, dejaba que sus pies lo llevaran donde se le cantaran.

Había arruinado todo, de nuevo. Ya se había vuelto costumbre la forma en que saboteaba cada momento bueno que esta vida ingrata podía otorgar.

Recorrió un poco más para luego terminar sentándose en el margen de una fuente, y se dispuso a ver el agua que se movía gracias a los chorros de agua que emergían. Contempló largo rato su reflejo distorsionado.

Su cabeza no era capaz de procesar absolutamente nada. Había colapsado por dentro, si es que se le permitía llamar así a sea lo que sea que estaba sintiendo. No podía llorar, no podía gritar, no podía hacer algo para sacarse todo el bodrio que había en su interior.

La tempestad estaba adentro de él, y no era capaz de sacarla.

Cuántas voces sin gritar, muchos gritos sin hablar...

Solamente se quedaría ahí, sentado, hasta que fuese la hora de partir a la siguiente ciudad donde tendrían el show esa tarde, aún tenía energía suficiente para seguir aguantando hasta el final.

O eso quería hacerse creer.

"Felicidades, Roberto, has estropeado otra relación.", le burló la cruel voz de su mente, con aire triunfal.

"VOS NO ESTÁS BIEN DE LA CABEZA", la voz de Topo seguía resonando como un eco.

Bueno, no iba a negarlo: En el pasado solía bromear con los miembros del Cuarteto de Nos que ellos eran "un cuarteto de traumados" o como Riki dijo en el auto-reportaje que hicieron: "...nuestras músicas son el resultados de unas mentes naturalmente enfermas a partir de cuatro vidas sanas..."

Desvelos (Roberto Musso x Gustavo Antuña)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora