Capítulo 38

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Nota de la autora: Se recomienda discreción para este capítulo debido a temas fuertes que se tocarán en el transcurso de la narración (descripción gráfica de un colapso nervioso o meltdown). Si ustedes están pasando por un mal momento, por favor, pidan ayuda a alguien de confianza. Siempre pongo en claro que esta es una obra de ficción, y que no deseo el mal a los que la protagonizan.



—Cuénteme cómo le ha ido desde la última sesión, Rober —dijo el terapeuta cuando él y su paciente se acomodaron en su respectivo asiento.

—Por dónde empiezo... —dijo Roberto y tosió un poco porque lo que tenía para contar era considerablemente extenso.


***

Hace unos días atrás.

—Esto me recuerda a ese cumpleaños de Rober en donde solamente estábamos nosotros tres —comentó Riki Musso, agarrando uno de los alfajores de maizena que le había pedido a su hermano mayor.

Estaban sentados en la sala de su departamento.

—Invité a todo el salón y nadie vino —suspiró Roberto, le dio un sorbo al café que su hermano preparó para la merienda.

—Ey, el lado positivo fue más torta para nosotros —rio Santiago Tavella.

—¿Qué tal te ha ido en la terapia, hermanito? —le preguntó Ricardo Musso a Roberto Musso.

Roberto sabía que era inevitable que Ricardo le preguntara eso. Antes de salir de su casa había ensayado mentalmente las palabras que pronunciaría en ese caso. Sin embargo, algo le decía que debía contarle lo que había ocurrido hacía unas horas atrás.

—Tengo que admitir que es agradable hablar con alguien y que no invalide lo que siento... —comentó Roberto— No es depresión lo que tengo, eso ya tenemos en claro.

—¿Qué tienes, entonces? —preguntó Tavella, con su taza de café en manos. No era secreto que su mejor amigo estaba yendo al psicólogo, Roberto les había contado eso el mismo día en que fue su primera sesión. También, habló sobre sus dos condiciones: En resumen, ni al baterista, bajista y tecladista les sorprendió que su vocalista y compositor era autista con trastorno obsesivo compulsivo.

Roberto se sentía de nuevo demasiado cansado para explicar lo que le ocurría. El agotamiento de la mañana seguía presente en él, y no se iba. El ruido de los coches que pasaban por la calle mientras caminaba por el centro se había quedado largo rato en sus oídos y la humedad combinada con el calor de una nueva primavera en asomo lo había dejado con malestar, mala idea haberse puesto una sudadera negra. No era habitual que esas cosas lo irritaran, al menos que estuviera sobreestimulado y estresado de antemano.

Estaba medio volátil, como diría su hermano.

—Nada que no se pueda tratar o hablar en terapia, por suerte —resumió sencillamente, con una tenue sonrisa—. Estoy tratando de aceptar mis debilidades y mis fortalezas, hablo de mi infancia, juventud...

—Es bueno saber que te está ayudando, a mí me aburrió —agregó el hombre de cabello enrulado oscuro.

—A vos nada te da satisfacción, Riki —se rió Roberto—. Me explicó que el síndrome del Burnout en gente como yo suele ser mucho más intenso que el que puede tener una persona normal...

—¿Qué pudo haberte ocasionado eso esta vez? —inquirió Tavella.

—Muchos cambios en tan poco tiempo, posiblemente —respondió Roberto.

Desvelos (Roberto Musso x Gustavo Antuña)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora