Capítulo 21

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Nota de la autora: Se recomienda discreción para este capítulo debido a temas fuertes que se tocarán en el transcurso de la narración (descripción gráfica de un colapso nervioso o meltdown). Si ustedes están pasando por un mal momento, por favor, pidan ayuda a alguien de confianza. Siempre pongo en claro que esta es una obra de ficción, y que no deseo el mal a los que la protagonizan.



El despertador sonó a las seis de la mañana y con una mano medio temblorosa la apagó. Roberto no deseaba levantarse de la cama, así que no se movió de su lugar entre las mantas.

Había decidido hacerle caso a su hermano y quedarse en casa, al menos por ese día.

Agarró su teléfono celular y escribió un mensaje en el grupo del Cuarteto para avisarles que no iría al ensayo:


¡Hola chicos! Hoy no iré al ensayo, no me he sentido bien últimamente y creo que debo quedarme en casa. ¡Nos vemos mañana!


No pretendía dar más detalles sobre su situación, eran nulas las ganas de dar una explicación más profunda a sus amigos.

Ahora, el hombre de cabello enrulado castaño estaba más cansado que nunca, estaba hecho pedazos. La falta de sueño, la sobreestimulación de sus sentidos y el estrés por todas las cosas nuevas que estaban ocurriendo le había dejado fuera.

 La falta de sueño, la sobreestimulación de sus sentidos y el estrés por todas las cosas nuevas que estaban ocurriendo le había dejado fuera

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Y aunque sé que hoy estoy en offside, no parece pero aquí dentro tengo un Intel Inside...

Fue un horrendo efecto dominó.

Luego de dejar su teléfono celular sobre la mesita de noche, volvió a acomodarse en la cama y abrazó a una de las almohadas, imaginando que era Topo Antuña. Eso le reconfortó demasiado, la idea de volver a abrazar a su "amigo" mientras dormía era algo que deseaba con todo fervor. El afecto de Topo, sus abrazos, besos y caricias eran una especie de confort que iba más allá del cuerpo físico; su presencia lo hacía sentir a salvo de todos los males que podría existir en el mundo. Roberto siempre había descrito a Gustavo como un sol, cuyos rayos de luz hacían sentir a uno que todo iba a estar bien...

¿Contaba como una derrota aceptar que lo habían vencido? Después de tanto esfuerzo para seguir, su propio cuerpo y mente le jugaron en contra hasta dejarlo tirado en el suelo.

Por intentar ser fuerte, acabó quebrándose.

Abrazó con más fuerza la almohada y tuvo una vez más ganas de llorar. Aun con los ojos cerrados, su mente se rehusaba a apagarse. Odiaba sentirse así, odiaba sentirse inútil y agotado. Eran esa clase de momentos cuando anhelaba no ser como era, ser alguien más. Esos pensamientos le hicieron recordar a lo que había dicho Riki el viernes anterior: "¿dónde estaba el Roberto que glorificaba el ser raro?"

Desvelos (Roberto Musso x Gustavo Antuña)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora