Capítulo 33

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Nota de la autora: No soy psicólogo ni nada por el estilo, todo lo narrado aquí es en base a experiencias propias y a información que he recopilado por mi cuenta a lo largo de los años. Siempre les recuerdo que esta es una obra completamente ficticia y que no pretendo ofender a las personas que la protagonizan. Si estás pasando por un mal momento, por favor, pide ayuda a alguien de confianza, nadie merece luchar en silencio.



Roberto había llegado veinte minutos antes de la hora establecida, así que no tenía nada más que hacer, mas que esperar sentado en una silla que estaba al lado de la puerta. Se encontraba demasiado nervioso, no sabía qué iba a suceder pero seguía resistiéndose a huir.

Ya había llegado hasta el lugar, era hora de confrontar sea lo que sea que iba a suceder. Los nervios le estaban consumiendo por dentro, y la falta de aire y el dolor de estómago no tardaron en querer aparecer en ese momento.

"¿En serio vas a comportarte así a los 55 años?", le reprochó la voz de su cabeza. Una parte de Roberto sentía que estaba perdiendo habilidades que lo ayudaban a pretender que no era alguien "distinto" a los demás, y eso lo hacía sentir vulnerable ante el mundo que lo rodeaba.

Sacó su teléfono celular del bolsillo para distraerse un poco, aún tenía diecisiete minutos por delante antes de que el reloj que estaba colgado en una de las paredes diera las 8:30.


Topo estaba en la cocina de su departamento, tomando un café con leche, cuando sintió su celular vibrar sobre la mesada Lo agarró y vio el nombre de quien lo llamaba: Roberto🌙💙

—¿Rober? ¿Está todo bien? —dijo Gustavo al apenas contestar.

Hubo unos segundos de silencio, estuvo a punto de hablar de nuevo cuando oyó la voz de su novio desde el otro lado:

—H-hola, Topo... estoy bien, solamente muy...

—Nervioso —Topo completó la frase de quien estaba al otro lado de la línea.

—Sí, eso. —respondió Roberto.

—Paso a buscarte después de tu consulta, ¿te parece bien? Hay pronóstico de lluvia para la media mañana y de ahí podemos ir al estudio —replicó Topo, algo que había acordado con Roberto el día anterior.

—Traje un paraguas conmigo —dijo el vocalista.

—Eso lo puedo imaginar.

—En cinco minutos es mi turno con el terapeuta —anunció el hombre de cabello enrulado y suspiró entrecortadamente.

—Todo saldrá bien, amor, y si no, te ayudo a buscar otro lugar, ¿sí?

—...Dale.

—Te quiero, Rober, vos podés. —dijo Topo finalmente.

—Y yo a vos, Topo —contestó Roberto y apartó el celular para colgar la llamada.


***

Roberto se encontraba sentado en un sillón con el terapeuta en frente suyo. Este era un hombre que se notaba que era al menos diez años mayor, sin rastro del color original de su cabello y semblante tranquilo.

No le daba la misma impresión que el psicólogo que su cabeza había diseñado para dejarlo perturbado la otra noche, sin embargo, el temor seguía presente.

—¿Qué le trae por aquí, Roberto? —le preguntó, sacando un cuaderno donde anotaba todas las respuestas que su paciente le daría.

Roberto Musso recordó una vez más la escena que había imaginado para ese momento, y por un instante quedó mudo en contra de su voluntad.

Desvelos (Roberto Musso x Gustavo Antuña)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora