CAPITULO 36

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Desperté.

La Luna Llena se alzada poderosa encima de nosotros, tumbado sobre mi pecho estaba Dante. La herida de mi pecho estaba completamente curada, lo único que quedaba era una pequeña cicatriz que me recordaría durante toda mi vida lo que había pasado. Me encontraba mejor que nunca, sentía una fuerza nueva y poderosa dentro de mí una fuerza que hasta ese momento nunca había sentido, pese a eso permanecía allí tumbada sobre el suelo, asimilando en mi cabeza todo lo que acababa de pasar.

Mis ojos miraban todo lo que tenían a su alrededor, analizando todo lo que ocurría. El cuerpo de Edon estaba cerca de nosotros, aunque era difícil verle allí tirado sonreía para mis adentros recordando como por fin se había rencontrado con Azumi después de tantos años y que por fin podrían vivir juntos y disfrutar durante toda la eternidad los años que mientras vivían les fueron arrebatados.

Muchas voces de victoria sonaban a mi alrededor, podía adivinar perfectamente quien eran los que se alegraban, pensando que la profecía nunca se cumpliría, sabía que muchos me habían visto caer con la daga que Cancervero me había clavado en el pecho. Entre todas las voces de alegría que sonaban había una que sonaba por encima del resto y que podía identificar perfectamente de quien se trataba.

- ¡Ha muerto! ¡Vuestra querida chica de la profecía ya no está en este mundo! ¡Ha caído! ¡Y yo he sido quien ha acabado con ella! Ahora todos seremos un mismo Clan y estaréis bajo mi mandato ¡LA NUEVA ERA HA LLEGADO!

Cerré los ojos, sonaban los gritos de terror de toda la gente inocente que estaban totalmente presos del pánico, sus gritos se metían en mi cuerpo. Volví a abrir los ojos y mire a la Luna, tenía un fuerte embrujo sobre mí, me obligue a no mirarla y volver a cerrar los ojos, de repente los gritos de la gente habían desaparecido, ya no podía oír nada.

Pese a tener los ojos cerrados podía notar el fuerte brillo que la Luna desprendía y en ese momento entendí lo que tenía que hacer, tal y como había dicho mi madre tenía que buscar la fuente de mi poder y ya la había encontrado. El brillo de la Luna cubrió mi cuerpo y el de Dante por completo, como si se tratara de un hechizo. Comencé a experimentar un cambio sobre mi cuerpo, podía notar como esa Luz que deprendía la Luna penetraba por el interior de mi piel, llegando a mis músculos, huesos y tejidos. Mi cuerpo se arqueo, mis piernas se acortaban, los huesos de mi cuerpo empezaron a romperse, aunque yo no sentía ningún dolor. Un montón de pelo empezó a crecer y a cubrirme todo el cuerpo, mi cara se alargaba y mis dientes se hacían más grandes. Me notaba más fuerte y más poderosa de lo que nunca me había sentido. Mi cuerpo emitía luz, la misma luz que emitía el cuerpo de Sunny, la misma Luz que mi cuerpo cuando se transformaba al usar mi magia, la misma luz que la Luna.

Cancervero estaba bastante retirado de donde yo me encontraba y aunque no podía ver si podía sentir todo lo que estaba pasando. Escuche a mi padre gritar a lo lejos sorprendido.

- ¡Es una loba!

Fue la primera vez que pude sentir el miedo y la confusión apoderándose de Cancervero.

-Eso es imposible.

Estiré mi cuello todo lo que podía y aullé a la Luna, esta era nuestra victoria.

A mi lado respondieron a mi aullido.

- ¡Auuuuuuuuuuu!

Dante se colocó a mi lado, estaba totalmente recuperado y su cuerpo ya no mostraba ningún signo de debilidad sino todo lo contrario, se le veía más fuerte que nunca. Ambos nos miramos, el me miraba con adoración, estaba sorprendido de verme ser una loba como él y a la vez fascinado.

- "Te veo impresionante lobita." -Nuestros cuerpos se pegaron y ambos nos miramos fijamente. -"Acabemos con esto."

- "Juntos."

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora