Reina - Alexia Putellas

Capítulo 4:

Sara POV:

Los días fueron pasando y ya nos encontrábamos a punto de aterrizar en Barcelona, el partido y la estancia en Monterrey había salido según lo previsto.

Una vez aterrizamos, cogí mi maleta y me despedí de mis compañeros de trabajo y de algunas de las jugadoras, estaba deseosa de llegar a casa, darme un baño relajante y quedarme en pijama por el resto del día.

Con una mano tiré de mi maleta y haciendo malabares con la otra marqué el número de Arnau, suponía que ya estaría aquí esperándome a que llegara al parking que me había indicado hacía un par de minutos, Justo cuando iba a llamarlo otra vez, lo vi acercarse con su coche.

Metí la maleta en el maletero y me subí en el asiento del copiloto, acercándome a dejar un casto beso en sus labios.

- ¿Cómo ha ido el viaje cariño? - Pregunto este
- Ha estado muy bien la verdad, estoy contenta. - Le dije sonriendo.
Este asintió y dejó otro beso en mi mano para arrancar el coche.
- Me alegro cariño, ya tenía ganas de tenerte en casa. - Dijo este mientras acariciaba mi mano con la suya, una costumbre muy suya.
- Y yo cariño, no puedo esperar a darme un baño y relajarme en el sofá. - Suspiré, estaba agotada.
- Me parece una buena idea, esta noche tengo una cena de negocios. - Comentó
- ¿Quieres que te acompañe? - Le pregunté mirándole, aunque mentalmente suplicando que me dijese que no.
- No te preocupes cariño, se que estás cansada. - Dijo haciéndome saltar internamente. - No se hasta que hora se puede retrasar esto es para celebrar los fichajes que hemos conseguido esta temporada.
- Vale, mañana solo tengo que hacer un par de cosas pero tengo la mayor parte del día libre. - Le comenté. - Si te apetece podríamos salir a cenar solos nosotros. - Le comenté, apenas habíamos pasado tiempo juntos en estas últimas semanas.
- Claro que si mi amor, yo me encargo de reservar más tarde.

Unos diez minutos más tarde llegamos a casa, Arnau se fue al gimnasio que teníamos en la urbanización y como dije, dejé la maleta en la habitación y fui directamente a prepararme un baño con sales minerales, de fondo sonaba The Weeknd y se había formado un aura muy relajante, terminé de desnudarme y me metí en la bañera mientras cerraba los ojos.

No sé qué había sido el causante real de los pensamientos que comenzaban a rondar mi subconsciente, pero podía sentir como mi cuerpo se tensaba ante la imagen que rondaba mi cabeza, y no era nada más y nada menos que los recuerdos de ver como el estadio Azteca se ponía en pie al recibir a Alexia en el terreno de juego hacia un par de días, como dominaba el balón y ejercía su roll de capitana, o como se mantenía siempre atenta y amable con cada fan que se le cruzaba, mostrando esa sonrisa tan Bella que tenía.
Mi piel se encontraba ruborizada, mis mejillas estaban calientes y sentía como mi corazón bombeaba a un ritmo frenético.

No sé cuantos minutos habían pasado desde mi ensoñación, pero en el momento que reaccioné me reincorporé rápidamente y salí de la bañera espantada por mis propios pensamientos.

¿De donde habían salido esos pensamientos y esas reacciones?

Abrí el agua fría de la ducha y sin pensármelo dos veces me metí debajo de esta, estaba aturdida y confundida y no entendía que me estaba sucediendo, y sobretodo, por qué me estaba sucediendo con ella.

Una vez fuera me envolví en una toalla y salí del baño en busca de mi futuro marido, lo encontré caminando hacia la habitación, seguramente en busca de una ducha, me acerqué decidida hasta él y cuando estuvo a dos pasos dejé mi toalla caer al suelo, mostrándome tal y como me habían traído a este mundo.

Este abrió los ojos y me miró interrogante, yo nunca había sido una mujer extremadamente fogosa y siempre había pecado de tímida, pero ahora mismo me había convertido en lo opuesto, sin dejarle tiempo para hablar, enrosqué mis manos alrededor de su cuello y lo acerqué hacia mí, este colocó sus manos en mis caderas y me besó con ganas, lo acerqué más a mi y salté enroscando mis piernas alrededor suya.