Estar enamorada de un imposible es como tener una enfermedad mortal y no tener cura.
Sabía lo que iba a pasar desde el primer beso, aún así lo intenté, por que todos sabían que la Reina no se rendiría.
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- ¡Alexia espera! - Dijo mi hermana por segunda vez mientras yo no disminuía mi paso hacia mi coche, viendo como algunos trabajadores del club se giraban para observar que es lo que estaba sucediendo.
Ya casi llegando al aparcamiento, disminuí mi paso y mi hermana agarró mi brazo haciendo que me detuviese por completo.
- Tata, por favor. - Dijo esta recuperando el aire.
Me giré hacia ella con un semblante serio y suspiré, Alba me miró con un puchero y me atrajo a ella envolviéndome en un abrazo.
- Tranquila, todo va a estar bien. - Dijo acariciando mi espalda reconfortándome.
- Lo sé. - Dije separándome de ella. - Pero es que no puedo más. - Dije llevándome las manos a la cabeza en señal de desasosiego. - ¿A dónde quieres que vayamos? - Pregunté.
- No, no, no. - Negó con la cabeza repetidas veces. - Ahora lo que necesitas es irte a casa y descansar. - Dijo y negué con la cabeza.
- Vamos, me apetece pasar tiempo contigo. - Le dije dándole con el brazo. - Me vendrá bien. - Dije con una sonrisa y esta asintió.
- Esta bien, vamos a por Nala, dejo el coche en tu casa y salimos a dar una vuelta. - Sugirió y asentí con la cabeza.
Me monté en mi coche y encendí la radio Yellow de Coldplay comenzó a sonar en el coche, arranqué el coche pero antes de salir volví a coger mi teléfono, abrí Instagram y dejé de seguir a Olga también, salí de la aplicación y bloqueé las notificaciones de todas mis redes sociales.
Dejé mi móvil en otro asiento y puse mis manos ya en el volante dispuesta a irme, giré la cabeza a ambos lados para ver si venía a alguien y observé como la amiga de Sara salía por la puerta en compañía de Ona y Mariona mientras charlaban animadamente, volví a centrar mi vista y salí de allí lo más rápido posible para llegar a casa.
Your skin, oh yeah, your skin and bones Turn into something beautiful
Tarareaba de vuelta a casa, con mis dedos retumbando al ritmo de la canción.
Mi teléfono volvió a sonar y puse el manos libres en el coche.
- Tata hay prensa en tu casa. - Dijo esta y maldije por lo bajo.
- Dios mío, que pesados. - Dije enfadada.
- No te preocupes, cojo yo a Nala y nos vemos en el parque del Oeste. - Sugirió.
- Vale, os espero ahí. - Dije agradecida.
- Perfecto, nos vemos ahora. - Colgó la llama y maldije por lo bajo.
Decidí llamar a mamá, si ya había prensa en casa significaba que ya seguramente había llegado a oídos de mi familia y no me parecía bien que tuviese que enterarse por alguien que no fuese yo.
