Estar enamorada de un imposible es como tener una enfermedad mortal y no tener cura.
Sabía lo que iba a pasar desde el primer beso, aún así lo intenté, por que todos sabían que la Reina no se rendiría.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Alexia POV:
- Si quieres. - Le dije a Sara con una media sonrisa dejando caer lo que me moría por que sucediese.
Dejé ir su mano y comencé a caminar hacia el interior de mi habitación, sin querer ejercer más presión y haciendo que ella sea la que tenga la última palabra. Pero no se lo pensó mucho, me mostró una media sonrisa y caminó hacia mi cerrando la puerta de un portazo, cogiéndome por sorpresa y besándome con intensidad.
Me encontraba desesperada por tocarla entera, me faltaban manos para poder estar en todos esos sitios que había estado deseando durante los últimos días, llevé mis manos hacia sus caderas, mientras las suyas se encontraban en mi nuca y espalda, acercándome más hacia ella, caminamos hacia atrás hasta que chocamos con la esquina de la cama, haciendo que perdiésemos el equilibrio y cayésemos hacia atrás.
- ¿Estás bien? - Preguntó separándose un poco de mí mientras todo su pelo caía sobre mi rostro, yo asentí y observé su rostro llevando mis manos a su pelo para retirárselo un poco de su cara. Asentí con un movimiento de cabeza y dejé un beso en su nariz, haciendo que esta instintivamente cerrase sus ojos y sonriese.
Incliné mi cabeza y comencé a dejar besos en su barbilla, Sara ladeó un poco su cabeza para dejarme tener más acceso, continué dejando besos húmedos y delicadamente mordí su oreja, descubriendo que este al parecer era uno de sus puntos débiles pues pude ver como un escalofrío recorrió su cuerpo y dejó su piel de gallina.
Llevé mis manos hacia su camiseta sin dejar de besar su cuello y comencé a levantarla lentamente, para que al final ella me ayudase y la tirásemos a cualquier parte de la habitación.
Volví mi vista a sus ojos, y hablé acariciando su cara.
- Si en algún momento quieres parar solo dilo. - Le dije y está asintió con una media sonrisa para luego sellar sus labios con los míos, esta vez de una manera más suave. Me incorporé y Sara quedó sentada encima mía, esta vez fue ella la que cogió mi camiseta y tiró de ella quitándomela para luego morderse el labio.
- Me encantas. - Confirmé mientras mis manos estaban clavadas en sus caderas, inconscientemente ella se estaba moviendo encima de mi, haciéndome morir de placer y eso que todavía teníamos la ropa puesta.
Sara sonrió ante mi confesión y volvió a tumbarme en la cama, pero esta vez era yo la que deseaba tener el control así que ya teniéndola agarrada de las caderas, la giré quedándome yo encima. - Ahora mando yo. - Le dije haciendo que la morena soltase una carcajada y subiese una ceja.
- Siempre has mandado tú. - Me dijo haciéndome reír esta vez a mí. - Por algo me dicen La Reina. - Contesté con desdén y me dirigí hacia sus pechos.
Ella se adelantó quitándose el sujetador en un segundo y no pude evitar dirigir mi vista hacia ellos, con una mano comencé a acariciar su pezón lentamente haciendo que esta soltase un pequeño jadeo, y luego dirigí mi boca hacia el otro, saboreándolo lentamente sin dejar de mirarla a su ojos, sus ojos que se habían oscurecido pero mantenían un brillo esplendoroso, después de un par de minutos su respiración comenzó a acelerarse y lentamente dirigí una de mis manos hacia su zona íntima, volví a dirigir mi mirada hacia ella y esta se incorporó acercándose hacia mi sujetador para quitarlo y tirarlo en cualquier parte de la habitación, luego observó mis pechos por unos segundos y tiró de mi para volver a besarme haciendo que todo nuestro cuerpo se rozasen al mismo son.
