- ¡Tus hijos te necesitan, Forsythe! -se quejó ella con molestia. - ¿¡O es que acaso no te importan!? -cuestionó furiosa.
El rodeó sus ojos cansado. - ¿Tu de verdad crees que yo me voy de aquí cada día a las 7:00 AM y vuelvo a las 9:00 PM por gusto? ¿Eh? -soltó una risa sin gracia. - ¡No, mierda! Me voy porque trabajo y me vuelvo mierda para cumplir todos sus jodidos caprichos diariamente. -la señaló.
- No te estoy diciendo que no lo hagas. -ella negó cruzada de brazos. - Solo te pido que le des la atención que tus hijos y nuestro matrimonio se merecen. -exigió seria. - Porque eso es otra cosa que se está yendo a la mierda... -murmuró desviando su mirada de él.
El pelinegro pasó sus manos por su cara con cansancio. - ¿Que esperas que haga, Elizabeth? -preguntó con total seriedad. - Si quieres me quedo aquí con ustedes y nos morimos de hambre. -ofreció sarcástico.
Betty soltó una risa sin gracia. - Esa jodida empresa y tu adicción a ella nos va a joder la vida, ¿Me estás escuchando? -se acercó retadora para mirarlo fijamente y dejó uno de sus dedos contra el pecho de su esposo. - Nos va a destruir. A nosotros, a nuestro matrimonio, a nuestra familia, ¡Todo! Y si algún día me voy, Jughead, me llevaré a mis hijos y te quedarás solo con tu riqueza y tu mierda de empresa.
Ella estaba por irse, enojada, cuando las palabras que el soltó, hicieron que parara en seco.
- No te preocupes. -el se encogió de hombros. - Lo hemos perdido todo. -dijo sin más.
- ¿Que? -cuestionó ella, sin voltear a verlo.
- La jodida empresa de la que tanto te quejas y paga el techo sobre nuestras cabezas y la comida en nuestra mesa ya la perdí. No queda nada de ella.
- ¿De que hablas? -preguntó confundida, volteándose a él de nuevo.
- Ya me escuchaste, Betty. -la miró a los ojos y ella supo que estaba hablando en serio. - Quebró totalmente.
- ¿Por qué no me habías dicho? -preguntó acercándose.
- Porque lo sé desde ayer y lo estoy asimilando además de intentando arreglarlo sin resultados. -se encogió de hombros. - Pero como ahora cada vez que cruzo esa jodida puerta. -señaló la puerta de la mansión. - Lo único que escucho son tus gritos y reclamos, no había podido decírtelo.
Ella rió sin gracia. - ¿Te guardaste por más de un día algo tan "insignificante" como que quebró la empresa y no tenemos nada? -preguntó viendo como el se alejaba dispuesto a subir las escaleras.
El suspiró mirando al piso, luego de subir el primer escalón. - Elizabeth... Estoy cansado. -dijo y la miró. - Mañana hablaré con ustedes y les explicaré todo, ahora iré a dormir.
- Jughead, no, mierda, ¿Como estás tan tranquilo? -se acercó algo desesperada. - ¿Que vamos a hacer?
- Elizabeth. -soltó demandante haciendo que ella dejara de caminar. - Iré a dormir y hablamos mañana. Punto.
- ¡Eres un jodido imbécil! -exclamó ella con molestia, mirándo con sus ojos cristalizados como el subía las escaleras.
Jughead solo subió las escaleras, intentando silenciar de su cabeza los gritos, quejas y reclamos de su esposa. Entró en su habitación y así, con la misma ropa que tenía se tiró en la cama donde se durmió profundamente en solo segundos.
•
En la mañana, todos estaban en la mesa para desayunar, solo faltaba una de los tres hermanos Jones.
Ya estaba Stefan, el hijo mayor. El era muy parecido a su padre, la forma de su rostro y su cabello con mechones rebeldes, siempre tenía ese típico mechón cayendo por su frente al igual que su padre, la diferencia era que él era castaño y tenía ojos verdes como los de su madre.
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Promesas | Bughead | +18
FanfictionLa vida está llena de eso; promesas. O más bien, de gente que las hace. Lo malo de ellas, es que cuando alguien hace una promesa, no se tiene ninguna seguridad de que la cumplirá o no. Cualquiera puede decir que hará algo, que te lo promete por su...