En la noche Betty preparaba la cena mientras sus hijas dormían en sus habitaciones, según ellas muy cansadas por su día largo (cinco horas) de trabajo.
Mientras lo hacía, la puerta se abrió y por esta entraron Jughead y Stefan. El menor solo subió las escaleras y cerró la puerta de un golpe, mientras el mayor cerraba la puerta con mucho cuidado y dejaba sus llaves en la mesa de la entrada.
Sus ojos estaban cristalizados y sentía un nudo en su garganta, así como su pecho dolía horriblemente.
Betty, al escuchar la puerta salió de la cocina y vió a su esposo contra la puerta y su mirada en el piso. - ¿Jug?
- ¿Eh? -el levantó la mirada, luciendo afligido.
- Ey, ¿Que pasó? -se acercó y tomó su cara entre sus manos, viendo como una lágrima salió de su ojo derecho.
- Y-yo... Yo. -sollozó. - No sé que hacer. -admitió cuando más lágrimas comenzaron a salir de sus ojos de forma incontrolable. - No sé que hacer, Betts. -sollozó mirando sus ojos.
Ella solo lo abrazó contra él, dejando que llorase en su hombro, y aún entre toda su confusión por lo que pasaba, acarició su nuca y me murmuró cosas al oído intentando que el se calmara.
- No sé qué pasa, Jug, pero todo estará bien. -murmuró. - Y yo estaré aquí para apoyarte, llora todo lo que necesites.
- No quiero sentirme más así, quiero que deje de doler. Quiero que dejen de mirarme como su mayor enemigo, yo... Yo no soy su enemigo. -negó.
- ¿Hablas de los chicos? -cuestionó Betty separándose y el asintió levemente, mirando al piso. - Ellos están heridos... Pero se darán cuenta de que de verdad quieres hacer las cosas bien ahora.
- ¿Pero cuando, eh? -se separó con molestia. - ¡Es imposible! -exclamó. - Pude arreglarme contigo, pero ellos... Parece que nunca me van a perdonar.
- Jug. -intentó llamar su atención.
- Me odian.
- Jughead. -repitió.
- Yo... Yo me iré.
- Forsythe. -dijo seria, logrando que el la viera a los ojos. - Nadie se irá. Tú te quedarás aquí, luchando por tu familia, ¿De verdad piensas rendirte tan fácil? -enarcó una ceja.
- Pero ellos-
- Ellos entenderán, algún día. -afirmó. - Tal vez duela ahora, pero tengo la seguridad de que volveremos a ser la familia de antes. -dijo acercándose a él de nuevo. Dejó sus manos tras su cuello y lo miró a los ojos. - Pero si te rindes ahora, eso no será así. -negó.
- No quiero rendirme, solo no quiero sentirme así... -dijo en un susurro.
Ella se puso de puntillas para acercarse más a él y unió sus labios en un beso largo, mientras el la tenía de la cintura.
Cuando separaron sus labios, dejaron sus frentes unidas y ella acarició su mejilla, limpiando los restos de lágrimas. - Lo vas a lograr. -murmuró. - Yo confío en ti.
El pelinegro asintió y cerró sus ojos sin separar sus frentes. - No te voy a decepcionar. -aseguró.
Al rato ya todos estaban sentados en la mesa cenando en silencio, hasta que Betty lo rompió para hablarle a su hijo mayor.
- Stefan... ¿Que tal te fue hoy? -enarcó una ceja.
El se encogió de hombros. - Bien... Creo.
- ¿Crees?
- Solo... No quiero hablar. -murmuró. - Estoy cansado.
Betty suspiró pero asintió, entonces fue Jughead el que le habló a sus otras dos hijas.
- ¿Y a ustedes cómo les fue en Pop's? -preguntó.
- Fue... Extraño, pero nos fue bien. -respondió Selena. - Yo atendía las mesas y Sophie. -miró a su hermana. - Atendía a la gente en la caja y recibía el dinero.
- No suena mal. -les dedicó una pequeña sonrisa.
- Lo que suena mal es tener que levantarnos tan temprano. -bufó Sophie.
Betty y Jughead rieron. - Bienvenidas a la vida de la gente que trabaja... -dijo la rubia mayor. - Su padre. -señaló a su esposo. - Casi no dormía porque en preparatoria tenía como dos trabajos.
El asintió. - Es cierto, pero no me costaba tanto, supongo que me acostumbré a siempre estar haciendo algo.
- ¿Para que trabajar desde tan chico? -Sophie hizo una mueca sin entender.
- La empresa no la abrí porque se me antojó un día, trabaje muchísimo para poder tenerla. -comenzó a explicar, estaba por seguir hablando cuando fue interrumpido por Stefan.
- Y ahora no tienes nada. -dijo algo burlón y se levantó de la mesa con su plato para llevarlo a la cocina, cuando terminó de comer.
- ¡Stefan! -Betty gritó molesta. - ¡No puedes d-
- Déjalo. -Jughead la interrumpió. - No importa. -murmuró y devolvió su atención a sus hijas. - Como decía... Trabajaba para ayudar a mi padre porque no estábamos muy bien económicamente y ahorraba siempre una parte... Cuando terminé la preparatoria invertí todo lo que tenía y así fui ganando mucho más hasta poder tener la empresa.
Sus hijas no dijeron nada más, guardaron silencio, pero ambas se notaban bastante pensativas.
Al rato, la pareja estaba en la cama, ambos estaban junto al otro mirando sus teléfonos, cuando el habló.
- Me acaba de hablar David... -murmuró mirando su teléfono con algo de sorpresa.
La rubia dejó su celular a un lado y lo miró. - ¿Que te dijo? -le preguntó con interés.
- Quieren... Quieren leer mi libro... -murmuró sin poder creerlo. - A su jefe le gustó lo que le envié y quiere leer mi libro.
Ella sonrió y se abalanzó para abrazarlo. - ¡Eso es increíble, Jug! -celebró.
El se dejó abrazar, aún en shock y sin creer lo que había leído en el mensaje de su viejo amigo. Dejó su mano en la cintura de su esposa y su sonrisa se ensanchó más cuando ella besó su mejilla.
- Me dijo que le envíe el archivo del libro, y si le gusta que viaje a New York para cerrar un trato... -informó.
- ¿Y que esperas? -ella preguntó tomándolo de las mejillas. - ¡Envíaselo!
- ¿Crees que le guste? -cuestionó en un murmuro, por lo que su sonrisa se borró y su mirada bajó.
Ella suspiró y se sentó en su regazo, tomó su cara entre sus manos y conecto sus miradas. - Debes confiar más en ti, en que tienes un gran talento, Jug, les va a encantar porque tú eres un escritor increíble...
El relamió sus labios. - Gracias por apoyarme.
- Siempre lo haré. -prometió y se inclinó a unir sus labios en un beso.
El lo siguió gustoso y la tomó de la cintura para acercarla más a él, y así, poco a poco fueron haciendo de ese beso uno más apasionado.
•
Uy...
¿Que opinan?
Espero que les guste!
Bye. 💗
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Promesas | Bughead | +18
FanfictionLa vida está llena de eso; promesas. O más bien, de gente que las hace. Lo malo de ellas, es que cuando alguien hace una promesa, no se tiene ninguna seguridad de que la cumplirá o no. Cualquiera puede decir que hará algo, que te lo promete por su...