Al día siguiente, Jughead fue el primero en despertar. Ese día no debía ir a la granja, pero eataba bastante acostumbrado a despertarse temprano, por lo que aún sin alarma, se despertó.
Se levantó y vió que su esposa estaba profundamente dormida abrazada a una almohada. Suspiró, y arregló su manta para cubrirla bien ya que la habitación estaba bastante fría por el aire acondicionado.
Entró al baño, se lavó la cara, cepilló sus dientes y salió. Bajó a la cocina y comenzó a preparar desayuno para él, Betty y sus tres hijos.
Siquiera sabía si ellos despertaban temprano, pero aún así les preparó a ellos también.
Luego de un rato, Betty también despertó. Frunció el ceñó porque mientras bajaba las escaleras el olor a café y omellet inundó sus fosas nasales.
Luego de unos segundos buscando explicación a la persona que preparaba desayuno en su casa y tan temprano, recordó que ese día Jughead no trabajaba.
Entró a la cocina y le habló. - Buen día. -murmuró.
El se volteó a ella y sonrió. - Buen día, Betty, ¿Tienes hambre?
- Mhm. -la rubia asintió.
- Ya casi está listo el desayuno, ¿Café? -cuestionó, señalando la cafetera.
La rubia asintió sentándose en la mesada, y segundos después el dejó frente a ella una taza que llenó de café.
- Preparé para los chicos aunque no se si despierten pronto... -dijo él. - No sé a que hora suelen despertar. -admitió por lo bajo.
Betty miró la mesada mientras hacía formas imaginarias con sus dedos en esta. - Ellos solían despertar muy tarde, después del mediodía, pero les dije ayer que iba a comenzar a despertarlos más temprano para desayunar todos juntos.
El sonrió sin mirarla, pues estaba de espaldas a ella. - Está bien. ¿Podrías ir por ellos? Ya serviré.
Betty se levantó. - Claro, ya vuelvo.
La rubia subió las escaleras y dejó varios toques en las dos puertas que estaban una junto a la otra.
- No de nuevo. -se quejó Stefan despertando y se levantó para abrir.
- Buenos días, hijo. -sonrió. - Ve a asearte, tu padre está sirviendo el desayuno.
Mientras ella decía eso, la otra puerta se abrió. - ¿Mi padre? -preguntó Sophie incrédula. - ¿Desde cuando el sabe cocinar? -hizo una mueca.
- Desde siempre. -la rubia respondió obvia. - Los espero abajo, no tarden o se enfría su comida. -les pidió mientras bajaba las escaleras.
- Lo que faltaba. -Sophie bufó mientras recogía su cabello en un moño despeinado, mirando a su hermana. - Ahora tendremos que comer comida hecha por papá que estoy segura será muy mala. -hizo una mueca.
Selena enarcó una ceja. - Cuando estábamos pequeños papá solía hacernos el desayuno... Y eran ricos. -admitió.
- ¿Cuando teníamos como 6 años? -Sophie soltó una risa sin gracia. - Y obvio, a esa edad todo sabía bien excepto las verduras. -rodeó sus ojos, antes de entrar al baño de la habitación y cerrar la puerta.
Selena suspiró y se sentó en la orilla de la cama, con su codo sobre sus rodillas y reposó su mentón en su mano.
¿Acaso solo ella defendía a su padre? Solo ella aún guardaba esperanzas de que él de verdad iba a cambiar y todo iba a ser como antes.
Se hacía mucho esa pregunta... Y siempre notaba que sus hermanos definitivamente habían perdido toda la fé en su padre y también se preguntaba, ¿Será que ellos tenían razón? Razón en que él no iba a cambiar ni hacer nada por ellos o por su madre, ¿Era la única ilusa que esperaba cambios de su parte?
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Promesas | Bughead | +18
FanfictionLa vida está llena de eso; promesas. O más bien, de gente que las hace. Lo malo de ellas, es que cuando alguien hace una promesa, no se tiene ninguna seguridad de que la cumplirá o no. Cualquiera puede decir que hará algo, que te lo promete por su...