26. Esfuerzo

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Por la tarde entraron las gemelas junto a su padre, quién las buscó al salir del trabajo, luego de que ellas pasaron toda la tarde con sus dos nuevas amigas.

- Y me quedé sin dinero. -Selena hizo un puchero.

Betty rió. - ¿Por qué?

- Porque, ¿Que iba a saber yo que los mariscos son tan caros? Pedí un plato con mariscos y resultó ser el más caro de todos. -bufó.

- Por eso tienes que ver los precios antes. -le dijo Jughead.

Ella bufó. - Igual no me arrepiento, no podría vivir sin mis preciados mariscos.

- Punto para mi porque no me gustan. -Sophie se señaló.

- ¿Y tú qué comiste? -Betty le preguntó a Sophie.

- Ah, solo una hamburguesa. -se encogió de hombros. - Y creo que tenían razón. Ahora ninguna sabe como las de Pop's. -bufó.

Jughead asintió. - Les dijimos.

- ¿Y a ti cómo te ha ido, cariño? -Betty se acercó a Stefan, quién solo miraba su teléfono sentado en el sofá de la sala.

El pelinegro mayor asintió y se acercó, quedándose contra el arco de la separación entre la sala y el comedor. - Cierto, hijo... No nos has hablado de tu nuevo trabajo.

Stefan lo miró por unos pocos segundos y luego volvió a bajar la mirada. - Bien. Comparado con la granja, no es tan cansado. -se encogió de hombros.

La rubia acarició su cabello. - Solo debes acostumbrarte.

El asintió. - Si.

En la noche, ya los tres hermanos estaban dormidos en sus habitaciones. Ahora que trabajaban se mantenían más cansados, y dormían temprano.

Betty subió un rato después de cenar, ya que se quedó mirando su teléfono en la sala, mientras Jughead había subido a darse una ducha.

Cuando la rubia entró a la habitación lo vió solo con una toalla alrededor de su cintura saliendo del baño.

Ella tragó en seco. - Lo siento, yo-

Jughead enarcó una ceja. - ¿Es en serio? -preguntó cuando ella estuvo a punto de salir otra vez. - Entra, Betty.

Ella volvía a entrar y cerró tras ella con traba. El pelinegro se acercó y acarició su mejilla, mientras ella miraba sus ojos y dejó una de sus manos contra su pecho marcado.

- Somos una pareja casada en la privacidad de nuestra habitación. -le recordó. - ¿Y te disculpas por mirarme en toalla? -sonrió de lado.

Ella estaba completamente sonrojada, pero le sonrió de lado también. - Solo es que... No se, ya no estaba acostumbrada. -admitió.

El rió. - Pues te acostumbras de nuevo. -dijo besando su cuello con lentitud y delicadeza, mientras la tenía de la cintura contra el.

La rubia suspiró y lo acercó tomándolo de la nuca para apegarlo más. - ¿Puedes terminar lo que comenzaste en la cocina temprano? -cuestionó.

Jughead dejó otros pocos besos, luego se separó y la miró a los ojos. - No. -negó y plantó un beso en sus labios. Se alejó y fue al clóset a buscar unos boxers.

Betty se quedó contra la puerta totalmente confundida, sintiéndose perdida. - ¿Por qué no? -se quejó.

El soltó una risita, dejando caer la toalla para ponerse sus boxers. - Te dije que hay que esperar un poco.

- Y ya lo hemos hecho...

- Solamente... -se acercó solo con sus boxers. - Quiero que sea especial, ¿Si? -acarició su mejilla. - Solo espera y déjate sorprender. -le pidió algo divertido.

Ella bufó pero asintió. - Está bien.

El se inclinó y dejó un beso en su frente, sonriéndole al separarse. - Vamos a la cama. -le pidió.

Cuando ella se acostó, Jughead apagó las luces del baño y de la habitación. Fue con ella a la cama, y cuando y estaban abrazados los cubrió con una manta.

- Te amo. -le susurró ella.

El dejó un beso en su hombro, ya que la tenía de espaldas a él. - Te amo, Betts. Descansa.

Al día siguiente en la mañana ya todos estaban despiertos y alistándose para ir a sus trabajos. Cuando Jughead estuvo listo, y mientras Betty se duchaba, fue a la habitación de las gemelas.

Dejó dos toques y fue Sophie la que abrió segundos después, ya lista. - Papá.

El sonrió. - Buenos días. -besó su frente. - ¿Y Selena?

Ella señaló la puerta del baño. - Duchándose.

- Oh. -el asintió. - Quería preguntarles si quieren ayudarme con algo...

Ella enarcó una ceja con curiosidad. - ¿En qué?

- Quiero organizar una cita con tu madre, en casi dos semanas es nuestro aniversario. -explicó.

Los ojos de la pelinegra brillaron en emoción. - ¿Para mamá? ¿En serio?

El asintió. - Si, hija, y quiero que me ayuden.

La sonrisa de Sophie parecía casi imborrable de su cara, Jughead sabía muy bien que bajo su fachada de chica tímida, y algunas veces odiosa, ella era una chica muy risueña, una chica que amaba el amor, las parejas, y todas las cursilerías que iban alrededor de una relación.

Aunque normalmente era bastante cerrada y algo tímida, todas esas cosas le daban mucha emoción. Y más ahora que no se trataba de cualquier pareja, se trataba de sus padres, esos que vió por años casi separados y ahora le hacía mucha ilusión que su padre quisiera tomar esa iniciativa.

Ella rápidamente asintió. - Si, si, claro que sí, pa.

El sonrió de lado. - Se que serás la mejor ayuda para esto. -acarició su cabello. - Te amo hija, gracias.

Sophie se sonrojó levemente y le sonrió también. - De nada, pa. -tragó nerviosa. - también te amo. -murmuró.

El pudo notar que le costó un poco soltar esas palabras... Pero se sentía bien volver a escucharlo de su hija después de tanto tiempo.

- ¿Puedes decirle a tu hermana? -pidió. - Y recuerda que es sorpresa.

Ella asintió. - Si. Yo le diré.

- Está bien, dile que no tarde. -volvió a besar su frente y se alejó. - Los espero abajo para desayunar.

Cuando el bajó las escaleras, Sophie se mantuvo en la puerta de la habitación mirándolo algo sorprendida, pero muy feliz también.

Tal vez el si se estaba esforzando por cambiar.


















Buenos días! ¿Como están hoy?

Espero que les guste el cap. ❤️

No olviden comentar! Bye. ✨

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