16. Trato

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Jughead suspiró. - Aún tengo el archivo del libro que empecé a escribir cuando estábamos en preparatoria. -confesó.

En la universidad, Jughead estudió Administración de Empresas y esa fue la carrera que terminó, pero realmente la carrera que quería y con la que comenzó fue con literatura, porque soñaba con ser un escritor publicado desde muy joven.

Terminó el primer año de la carrera, pero luego se decidió por cambiar de carrera y por lo mismo el y Betty se graduaron el mismo año, considerando que el era un año mayor.

- ¿Y está terminado? -la rubia le preguntó y el asintió. - Jug, llámalo, aprovecha ésta oportunidad. -animó.

- Es que... No sé si sea realmente nuevo como para ser publicado. -murmuró mirando al piso.

Ella suspiró. - Jug, por lo mismo cambiaste de carrera, porque no confiabas en tu talento el cual es uno increíble, deja de pensar cosas tontas y arriésgate, estoy segura de que sería un éxito.

El sonrió de lado. - Lo pensaré. -asintió mirándola.

La rubia también sonrió, y ambos continuaron ordenando sus cosas en la habitación.

- Es un gusto por fin conocerlo, señor Jones. -el hombre se presentó cuando el pelinegro lo dejó entrar a la casa. - Mi nombre es Ivan Anderson. -se presentó.

- Puede decirme Jughead. -el pelinegro sonrió. - Normalmente el "Señor Jones" es mi padre. -explicó divertido.

Ivan rió y asintió, entonces ambos se sentaron en el sofá de la sala. Por el comedor apareció Betty quién sonrió.

- Señor Anderson, ella es Elizabeth, mi esposa. -los presentó.

La rubia estiró su mano al hombre y las estrecharon. - Puede decirme Betty, es un gusto.

- Lo mismo digo. -Ivan asintió.

- ¿Le ofrezco algo? Agua, café... -Betty enarcó una ceja.

- Un vaso de agua estaría bien, gracias.

La rubia miró al pelinegro. - ¿Jug?

- Café. -sonrió.

Ella también lo hizo y asintió, dio media vuelta y se fue de ahí de nuevo a la cocina.

- Bien, Jughead, tu padre me dijo que me ibas a hacer una oferta... -comenzó el castaño.

Jughead asintió. - Si, sé que por ahora nos está rentando la casa... Pero no sé si sabe que nos mudamos permanentemente, por lo que queremos comprar nuestra propia casa para instalarnos por completo aquí en Riverdale. -explicó la situación. - Por eso, quería proponerle que ajustemos un precio para que nos venda esta casa, si está dispuesto.

La rubia volvió con una pequeña bandeja. Tenía un vaso de agua con hielo que Ivan tomó, Jughead una taza de café y ella la taza restante, para luego sentarse en uno de los sofás individuales frente a ellos.

- Gracias. -ambos le dijeron a Betty.

- Bien... La verdad no tenía planeado vender esta casa, pero si ofreces una buena cantidad... -se encogió de hombros Ivan.

- Le doy 700.000 dólares si me la deja así tal y como está. -señaló a su alrededor. - Con los aires acondicionados de las habitaciones, los muebles, todo. -dijo Jughead.

El hombre lo miró un tanto sorprendido. Inicialmente él pensaba dejársela por medio millón, pero claramente no se iba a quejar por doscientos mil dólares más.

Estiro su mano al pelinegro. - Trato hecho.

Jughead sonrió y estrechó su mano con la del castaño. - Perfecto, dígame cuando está libre para reunirnos con mi abogado y firmar los papeles de la casa.

- Estamos en... -pensó.

- Martes. -intervino Betty.

- Bien, entonces... ¿Le parece el viernes? -Iván enarcó una ceja.

- Si, claro, ess día estaré libre. Podemos encontrarnos aquí mismo. -ofreció Jughead.

- Bien, entonces lo veré aquí el viernes. -asintió Iván. - Fue un gusto. -le sonrió a la rubia.

- Vamos, lo acompaño a la puerta. -Jughead lo siguió a la entrada. - Nos vemos.

El hombre solo le sonrió y salió, entonces Jughead cerró la puerta y se volteó a su esposa.

- ¡Tenemos nueva casa!

Ella rió y se quedó mirando al piso con una sonrisa. Jughead frunció el ceño.

- ¿Ni un abrazo? -enarcó una ceja.

La rubia levantó su mirada y soltó una risita para luego acercarse a él, escondiéndose en sus brazos. El sonrió y dejó un beso en su cabeza.

Selena, quién estaba por bajar las escaleras los vió desde arriba con algo de sorpresa, pero al no querer interrumpirlos, se devolvió.

En la noche, luego de cenar, Jughead salió al patio trasero.

Suspiró mirando el contacto en su teléfono, ese viejo amigo que le hizo una buena propuesta en cuanto a poder publicar su propio libro.

Pero dudaba tanto... Dudaba muchísimo de su talento, de lo que escribía. Y en el fondo tenía miedo de que a la gente no le gustase y fuese un fracaso.

Tragó en seco cuando en un arranque de valentía marcó el número y dejó el celular contra su oreja. Un tono, dos tonos, tres tonos...

Que no conteste, que no conteste.

Al cuarto tono la llamada fue atendida. - ¡Jug! ¿Que tal? -saludó el hombre al otro lado de la línea con ánimo.

- Hey, Thomas. -devolvió el saludo. - Todo bien, hermano, ¿Y tú como estás?

- Estupendo, hermano, ¿Ya están instalados en Riverdale?

- Si, si. Ya estamos instalados, ya conseguí trabajo... Todo está marchando mejor de lo que esperaba. -admitió. - Pero te llamé porque quería hablarte sobre lo que me ofreciste la última vez que hablamos...

- ¿Sobre publicar tu libro? -cuestionó Thomas.

- Si, exactamente por eso. -asintió el pelinegro. - Lo estuve pensando y quiero hacerlo. -afirmó.

- Me alegra, hermano. -Thomas sonó realmente sincero. - Si es así, entonces mañana mismo hablaré con mi representante y te llamaré.

- Bien. -Jughead sonrió. - Gracias. -murmuró.




















Holis!

Espero que les guste. 💗

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