Celo Alfa

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El sudar recorría su espalda y se perdía en la pelvis de kushina.

La pelirroja besaba la nuca del Omega mientras este se deshacía en gemidos. Con paciencia, clavo sus dientes de manera superficial haciendo que el rubio levantara más las caderas.

Quería marcarlo ya.

- kushina... Ah... Hazlo ya...- minato se aferró a las sábanas Con impaciencia, empujo su retaguardia hacia la uzumaki. Su entrada estaba escurriendo.

- Minato... vaya, eras tan... -Sus dedos probaron la humedad del Omega, comprobando que estaba más que listo para recibirla. Lento, se fue introduciendo en el cuerpo del Omega, haciendo que soltara un gemido. Era caliente y pegajoso.

-¡Ah! - Minato empezó a moverse de manera tranquila, con calma, sin forzar su entrada. Era la primera vez que estaba con un Alfa.

- Mmm... M-Minato... tengamos... C-Cachorros ... ¡Ah! ... - Los movimientos de Minato la desconcentraban; no estaba segura de poder decir algo coherente desde ahora.

El ritmo de las embestidas empezaban a aumentar de velocidad. Sus pieles chocaban y producían un sonido lo bastante obsceno para excitar a ambos.

Kushina recargo sus pechos en la espalda desnuda de minato y este se exalto al sentir sus pezones erectos. Era alucinante.

Sus manos recorrieron el cuerpo del rubio,su cintura, sus costillas, su pecho, sus hombros, las clavículas, hasta parar de nuevo en las caderas y aumentar la fuerza de las estocadas.

- Minato... Voltea... -Dijo mientras controlaba su respiración.

Tal como lo ordeno, minato quedo acosado de espalda y de nuevo recibió a la Alfa entre sus piernas.

Las penetraciones seguían fuertes y lentas, haciendo delirar a la pareja. Mientras kushina se concentraba en los movimientos de cadera, el Minato acariciaba los pechos de su Alfa. Eran firmes y de un tamaño apropiado.

—Ah... Minato... —Como si de un imán fuera, su boca se posiciono en el cuello, aumento la velocidad y sus dientes perforaron la carne.

Minato saltó de la sorpresa, olvidando el dolor ante las duras penetraciones.

Iban a culminar.

La pelirroja tomó las piernas del rubio y las puso encima de sus hombros. Dio justo en la próstata.

Suficiente para hacer ver estrellas a su Omega.

Minato, sintió como kushina terminaba dentro de él y se formaba el nudo. No quiso moverse y lastimarse.

-Eres mío, Minato, mi Omega...-La chica se abrazó al cuerpo del hombre y quedaron así, juntos y pegajosos.

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