La libertad de elegir

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La libertad de elegir es uno de nuestros mayores tesoros. La libertad es propia de los seres humanos por la autonomía o autodeterminación que nos otorga. En cambio, los animales no gozan de ese privilegio: una hormiga soldado siempre irá a la guerra sin cuestionarse, así el enemigo que ataca el hormiguero sea más grande o mayor en cantidad; la hormiga no tiene elección: cumple una orden natural. Tú, en cambio, puedes tomar las decisiones que quieras, incluso si esa decisión te hace daño.

Así que elige. Ve a la acción. No te quedes ahí mirando el atardecer mientras el mundo avanza. Elegir es sinónimo de acción, de avanzar. Pero esa elección es tuya, no de los demás, y con esto debes entender que nadie debe elegir por ti.

No es lo mismo que decidas lo que quieres de la vida, a que alguien te señale un punto cardinal como punto de llegada de tu destino. Y esto suele pasar muy a menudo. Las personas, si las dejas, terminan decidiendo por ti, terminan diciéndote qué hacer o decir.

Tu vida es tu vida. Solo tú la puedes vivir. Y solo tú decides cómo vivirla, no porque te lo digan, no porque te lo escriban. Muchas de tus decisiones no serán las más acertadas, pero al final, son tuyas.

Que no termines lamentándote por haber hecho algo que no querías, solo porque estaba de moda, por un capricho o por cumplir el deseo de alguien que tomó posesión de ti. Después no te quejes. Muchas personas entran a laberintos de los cuales pierden la capacidad o la voluntad de salir.

Recuerda que la resiliencia es la capacidad de recuperarse y adaptarse ante la adversidad. En el amor, la resiliencia nos permite superar las rupturas y los desamores, aprender de las experiencias y seguir adelante con más fuerza y sabiduría.

Cultivar la resiliencia implica desarrollar una actitud positiva ante la vida, aceptar que el dolor es parte del crecimiento y confiar en que siempre hay una salida. Es recordar que cada desafío nos hace más fuertes y que somos capaces de superar cualquier obstáculo, por imposible que parezca en el momento.

Por eso, si has de amar, ama. No te enfrasques en una discusión existencial, en esos lastres mentales que lo único que logran es torpedear el camino que deseas recorrer.

Recuerda que, muchas veces, el problema no es él o ella, o ellos; eres tú que sigues ahí, al lado de esas personas que son tóxicas por naturaleza.

La libertad de elegir es uno de los mayores regalos de la vida. Podemos elegir a quién amar, cómo amar y cuándo dejar de amar. Esta libertad nos da poder y responsabilidad sobre nuestra felicidad.

Tienes la libertad de elegir. Tu carácter, tal como dijera Heráclito, define tu destino; si tu carácter es débil, permeable, inmaduro, caprichoso, volátil; o fuerte, arrogante, egoísta, déspota, cruel, abusivo, tu destino surtirá esa consecuencia. Tu carácter debe estar en un punto medio, equilibrado.

Deja ir lo que no puedes controlar.

¿QUÉ ELIGES TÚ?


Una lectura obligada es el libro Ética para Amador, del español Fernando Savater.

CUANDO AMAR ES UN FASTIDIO (Y otros asuntos del presente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora