El apego afectivo es el más difícil de superar en una ruptura. A veces, sin saberlo (o sabiéndolo), terminamos dependiendo de quien tiene menos apego; en otras palabras, de quien ya está pensando en irse, pero tampoco nos suelta.
El apego es dañino cuando se convierte en una dependencia que nos hace olvidar de nosotros mismos, cuando nos arrincona al fondo del callejón, allí donde se origina lo que nos destruye. Alberto Linero (2014) dice: "Es una de las formas más comunes de arruinar la vida de las personas... Quien mendiga afecto se entrega por entero a una persona y queda a merced de sus deseos y caprichos".
Por eso, piénsalo bien antes de amar a alguien que no esté dispuesto a entregarlo todo en el camino.
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CUANDO AMAR ES UN FASTIDIO (Y otros asuntos del presente)
Spiritual¿Quién no ha amado y sufrido por amor? ¿Quién sufre por amor en este momento? ¿Quién no quiere dejar atrás al pasado? ¿Quién no ha podido cerrar círculos porque el miedo es más poderoso? Lo pregunto porque he vivido en carne propia sus consecuencias...