¿Cómo lidiar con el pasado?

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La respuesta a esta pregunta no se encuentra en ningún manual, tratado o ensayo. La respuesta es un camino de posibilidades, de aberturas, de incesantes angustias que nos llevan al grado más alto de exigencia. El pasado es aquello que queda atrás, pero que nos ata de múltiples formas; el pasado es aquello que nos edifica para bien o para mal; el pasado es nuestra huella en el camino que recorremos como seres humanos: el pasado es experiencia.

Por eso, cuando nos preguntamos cómo lidiar con el pasado, aludimos a situaciones físicas o emocionales que nos hacen daño y no nos dejan avanzar. Cuando llega para poner tu mundo al revés y hacerte cuestionar cada experiencia como algo inhumano, cuando llega para llenarte de preguntas sin respuestas, es cuando deseamos saber cómo lidiar con ese pasado.

El primer punto es entender que todo parte de una profunda reflexión: para abordar el pasado se hace necesario interiorizar, entender que tu pasado es tu pasado, que siempre vendrá a tocar tu puerta o a susurrarte al oído sobre esto o aquello. Y cuando esto pase, debemos aceptar que de alguna manera cada experiencia fue necesaria, sin juzgar si estuvo bien o mal, si pudo ser mejor, porque cuando se tomaron decisiones creíamos que estábamos haciendo lo correcto o nos movía el impulso de la vida que no repara en si se es joven o no.

Al pasado solo le interesa acumular experiencia.

El pasado edifica para afrontar el presente y el futuro; sin pasado, nuestras bases para enfrentar o resolver una situación concreta no tendrían sentido ni nos garantizarían el mejor de los resultados. Para ello, es necesario también perdonar y perdonarnos; no juzgar como malo todo lo vivido; aceptar que hay cosas que se escapan a nuestro dominio y entendimiento; que hay que dejar ir aquello que nos duele, pese a lo complicado que sea; que cada ser humano es un mundo independiente de ideas, de experiencias, de alegrías y de duelos.

Lidiar con el pasado implica aceptar lo que ha sucedido, aprender de ello y soltarlo. No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos cambiar cómo nos afecta en el presente, y ahí es donde debemos focalizar esa energía. La manera de lograrlo es mediante el perdón, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás.

En muchos casos, es indispensable acudir a un especialista (psicólogo, psiquiatra, terapeuta) que nos pueda ayudar a encontrar esas salidas que nuestra mente se niega a reconocer o aceptar. No te niegues a esa posibilidad cuando adviertas que por ti mismo no puedes lograrlo. Esta ciencia busca entender las emociones humanas, así que un buen profesional te guiará en ese camino de lidiar con el pasado.

Recuerda que el dolor solo se irá cuando lo dejes ir, cuando comprendas que tienes un problema arraigado dentro de ti, o que tu indecisión es el problema. Y los problemas se enfrentan. Y los problemas se deben solucionar. 

CUANDO AMAR ES UN FASTIDIO (Y otros asuntos del presente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora