Es innegable que en momentos de crisis y desesperación total queremos escondernos o desaparecer. No vemos salidas posibles; todo se tiñe del color de un sol eclipsado en los extramuros del mundo. Los remedios o las soluciones al problema que nos agobia simplemente no parecen existir. Todo nos oprime. Todo es un caos del que difícilmente podemos recuperarnos. La derrota surge entonces con su ondeante bandera para burlarse en nuestra cara.
Sin embargo, esa situación que te hace ver el mundo al revés no siempre es el resultado de algo que no hiciste tan bien o de una acción o decisión que no previste, que no lograste dimensionar. A veces, es parte de un plan mayor para que entres en acción, para que salgas de esa zona de confort que te ha llevado al límite de no contar con un propósito.
En ese orden de ideas, si miras dentro de ti, si haces memoria, te darás cuenta de que así como anduviste ese camino que te lleva a vivir esa situación de tristeza, pudiste y puedes cambiar las cosas a partir de ahí. Por supuesto, no basta con frotar los dedos para que todo se dé como por arte de magia. Hay que asumir aquello que se vive como primer paso para cambiar lo que sabemos que está mal. Y aunque la tarea no es sencilla, si te conoces bien y actúas para lograr ese cambio, te darás cuenta de que la solución estaba a tu alcance y que te hubieras evitado muchos dolores de cabeza
A veces nos dejamos llevar por las emociones, por la pasión del instante, por el enojo que surge sin esperarlo, y entonces damos ese paso que nos lleva a arrepentirnos con lágrimas y dolor. A veces sentimos que es imposible seguir, que todo lo que hacemos nos lleva al mismo punto. Es ahí, justo ahí, cuando debemos recordar que las cosas pasan porque el engranaje del universo mueve sus piezas para un propósito mayor que fortalecerá nuestro espíritu.
Corazón y razón, por obvias razones, no siempre van de la mano. ¿Qué dice tu lógica? ¿Qué dice tu corazón? Cuando mires hacia dentro, no es para que continúes navegando sin rumbo entre esas emociones que te atan y te acongojan, sino para que descubras la verdad, para que despiertes.
En su novela La furia, Alex Michaelides nos dice (2024, pág. 74): "La verdadera tragedia reside en que al mirar siempre hacia fuera, al centrarnos con tanto denuedo en la experiencia de la otra persona, perdemos el contacto con nosotros mismos". Por eso, busca en tu interior siempre, que sea lo primero, sin detenerte en el otro o la otra ni ponerlo o ponerla por encima de ti, de tus necesidades, de tu paz, de tus verdaderos propósitos. Aprende de tus errores. Pon en marcha ese maravilloso plan de vida que deseas, pero sin repetir los pasos que diste para ese fin.
Por último, tal como señala Carl Jung, la visión solo se aclara cuando uno mira su propio corazón: quien mira hacia adentro, despierta.
Busca dentro de ti. ¡Despierta!
¡SÉ FIEL A TI MISMO, A TI MISMA!
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CUANDO AMAR ES UN FASTIDIO (Y otros asuntos del presente)
Spiritual¿Quién no ha amado y sufrido por amor? ¿Quién sufre por amor en este momento? ¿Quién no quiere dejar atrás al pasado? ¿Quién no ha podido cerrar círculos porque el miedo es más poderoso? Lo pregunto porque he vivido en carne propia sus consecuencias...