No solo se sufre de amor o por amor. ¡Hay pérdidas insalvables (como la de un ser querido, como la de tu mascota)! Pero cuando se sufre, cuando el corazón está desgarrado, comprometido, vuelto añicos, este dolor solo es tuyo, es único, y diría que casi irracional.
Así que si te dicen que no vale la pena, que él o ella debe estar riéndose de ti, que ya debe tener otra pareja, que nadie merece una lágrima, que no saben por qué sufres tanto por alguien que no lo merece, que se les hace extraño que alguien como tú esté entregado o entregada a la pena... no hagas caso. A nada de lo que te dicen. ¡A nada!
La palabra tiene poder, y ese poder confunde y destruye. Ese poder puede arrasar con la poca fe que te queda. ¡Son tan insensibles aquellos o aquellas que llegan a decirte lo que debes o no hacer! Y nadie siente (¡óyelo bien!), tu mismo dolor. ¿Pero qué tiene la gente con que sufras por algo que solo es tuyo? Cada dolor golpea de manera distinta a quien lo sufre. Nadie quiere sufrir, pero cuando es inevitable debemos afrontarlo. Esa es la realidad. Tu realidad.
Dejar fluir el dolor emocional es necesario. El dolor emocional, como refiere el psicólogo Manuel Escudero (2020), es:
Una experiencia subjetiva en la que la persona tiene una herida psíquica que nadie ve, pero que provoca un gran sufrimiento interno, generado a nivel psicológico sin que exista ningún motivo o lesión física, y en ocasiones mayor que el sufrimiento que provoca un dolor físico.
Guardarlo, tratar de enterrar este dolor emocional en el fondo de ti, terminará por hacerte más daño del que puedas sentir ante el engaño, la traición o la mentira. El dolor es solo tuyo. Nadie lo siente por ti, nadie lo padece en el mismo grado que tú lo haces. ¡Ojo!, pero que esto no sea sinónimo de autocompasión, de volver a los pretextos para seguir en la trampa de la que pretendes escapar.
Aceptar tus emociones es el primer paso hacia la sanación. No las rechaces ni las ignores, porque son una parte esencial de tu ser. Las emociones son señales de lo que sucede en tu interior. Permítete sentir cada emoción, reconocer su presencia y entender su origen. Solo así podrás liberarte del peso que cargan.
Las batallas se enfrentan en el momento que es. No luego, no cuando nos acordemos, no cuando escuchemos esa canción... Si sientes dolor, exprésalo, déjalo ir, suéltalo, llora, mete la cabeza entre la almohada, sé tú misma, tú mismo. Y cuando menos pienses, el dolor ya no te disminuirá, ya no te hará sentir insignificante, ya no tendrás esa opresión en tu pecho; será cosa del pasado, de ese pasado que te edifica, que te deja huellas para fortalecer tu yo interior.
No solo se sufre de amor. ¡Recuérdalo! Y cada dolor es distinto. Y cada dolor tumba. Pero cada dolor también te construye, y ese es tu poder. Sin embargo, ¡no permitas que el dolor sea una constante en tu vida! Huye de aquello que lo ocasiona. Huye del incendio que ves acercarse cuando se quema el bosque que rodea tu casa.
Es posible que la vida sea corta para cumplir lo que sueñas, pero de ti depende que ese sueño alcance la eternidad.
Por eso, cuando dejas de luchar por tus propósitos, por tus metas, la derrota ha entrado a tu vida.
El dolor que sientes solo es tuyo. Nadie te lo quita. Tus lágrimas son tus lágrimas, tu rabia es tu rabia, tu angustia es tu angustia. Así que lo único que te queda para salir de ahí, de ese estanque de arenas movedizas, es tu coraje, tu tenacidad, tu amor propio.
Decía Bertrand Russell que la felicidad no depende de la autosuficiencia, sino de la gratitud y de construirnos en compañía de quienes nos rodean, no para destruirnos. Quizá la misma ecuación puede aplicarse a los sentimientos. Expresar lo que sentimos es vital para nuestra salud emocional. Reprimir nuestras emociones solo causa más dolor y prolonga el sufrimiento.
Si te sientes triste, llora. Si estás enojado, grita. Si estás feliz, ríe. No guardes dentro de ti lo que necesita ser liberado. Habla con alguien de confianza, escribe en un diario, busca ayuda profesional si es necesario. La liberación emocional es un proceso fundamental para sanar y seguir adelante.
El dolor es una experiencia profundamente personal. Nadie más puede sentirlo como tú lo haces. Aceptar y honrar tu dolor es el primer paso para sanarlo.
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CUANDO AMAR ES UN FASTIDIO (Y otros asuntos del presente)
Spiritual¿Quién no ha amado y sufrido por amor? ¿Quién sufre por amor en este momento? ¿Quién no quiere dejar atrás al pasado? ¿Quién no ha podido cerrar círculos porque el miedo es más poderoso? Lo pregunto porque he vivido en carne propia sus consecuencias...