CAPÍTULO 10 ➤ Sobrevive y vencerás.

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—¡Cuando me enliste no desee esto! —grité a todo pulmón.

Disparé repetidamente contra las criaturas mientras corría de un lado a otro en zigzag, tratando de evitar los múltiples ataques de los monstruos, que extrañamente, estaban enfocados en mí.

—¡Oye mocoso, ¿qué haces?! —me gritó un aventurero que corría por los tejados, cabe recalcar que llevaba una máscara blanca en su cara.

—¡Salvándome el pellejo! —le respondí, gritando mientras corría.

—¡No lleves a los monstruos a los civiles, llévalos hacia la plaza! —señaló en dirección contraria.

Genial, ahora tengo que dar la vuelta.

Sin detenerme por ningún motivo, di un giro de ciento ochenta grados y me deslicé por el suelo, raspándome los codos en el proceso, pero pasando debajo de un orco que intentaba aplastarme y, para mala suerte mía, sus canicas pasaron muy cerca de mi cara.

...muy cerca.

Esa imagen me perturbará todas las noches.


Mientras tanto, en otro lugar cercano. ...

Ais, la Princesa de la Espada, estaba en lo alto de un pilar, con sus sentidos agudizados mientras buscada cualquier indicio de peligro, cualquier señal de monstruos para irlos a matar

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Ais, la Princesa de la Espada, estaba en lo alto de un pilar, con sus sentidos agudizados mientras buscada cualquier indicio de peligro, cualquier señal de monstruos para irlos a matar.

~ ¡ra-ta-tá-ra-ta-tá! ~

Hasta que, de un momento a otro, empezó a escuchar explosiones. Si no mal recuerda, estas explosiones ya las había escuchado hace días atrás, cuando cazaba a los minotauros que se les había escapado a su Familia.

Sin embargo, notó que estas explosiones se escuchaban distintas para ella, más rápidas que la vez pasada. Esto la hizo recordar que no hace mucho, había escuchado a algunos aventureros decir que, en los primeros pisos, se escucharon explosiones parecidas a esta en el día de ayer; además, muchos otros encontraban a cada rato pequeñas piezas cilíndricas de hierro y cobre regadas en el suelo, algo muy inusual en el Calabozo.

Pero volviendo al presente, necesitaba acabar con los monstruos sueltos y llegar al origen de esas explosiones; por lo que, usando sus habilidades mágicas, salta del pilar con la espada desenvainada y se dirige hacia los primeros monstruos que logró encontrar.


Devuelta con el Prota. ...

—¡Muere lobo idiota! —disparé y disparé, pero el hombre lobo era impredecible mientras corría—. ¡Que rápido, no puedo acertar ni una!

El cargador se vacío otra vez, ahora si me había quedado sin balas.

—¡Sigue haciendo lo que hacías, ya estamos acabando! —gritó el otro aventurero enmascarado mientras peleaba con un orco y el ultimo minotauro.

¿Está bien tener armas modernas en un mundo de fantasía?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora