CAPÍTULO 404 ➤ Error.

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Hablar del multiverso es adentrarse en un laberinto de posibilidades infinitas. Un misterioso concepto que desafía las fronteras de nuestra comprensión. 

El cosmos, un vasto conjunto de universos, cada uno con su propia historia, sus propias leyes de la física y sus propias realidades.

Es un concepto que desafía la noción de que vivimos en un único universo.

Dentro de este intrincado tejido cósmico, los universos pueden varias desde simples ramificaciones de nuestra propia realidad. Donde las elecciones que tomamos todos los días podrían llevar a diferentes caminos, hasta realidades completas que se extienden a través de múltiples dimensiones.

Algunos teóricos sugieren que podríamos habitar en un multiverso de once dimensiones donde las leyes físicas son aún más complejas de lo que podemos imaginar.

Dentro de cada uno de estos universos, todo lo que conocemos, como la expansión del espacio-tiempo, hasta las fuerzas fundamentales de la naturaleza pueden ser completamente diferentes. Las contantes físicas que rigen a nuestro universo podrían variar de manera significativa en otros universos, lo que daría lugar a realidades radicalmente distintas. Este concepto desafía la idea de un único y exclusivo universo en el que vivimos. En lugar de eso, nos invita a considerar la existencia de un vasto conjunto de realidades alternativas que coexisten cada una con su propia narrativa y su propio curso de eventos.

El multiverso es un recordatorio de la inmensa complejidad y diversidad que podrían existir más allá de nuestra percepción actual, y continúa siendo un enigma intrincarte para científicos y filósofos.

En un lugar, fuera del multiverso mismo, todo estaba vacío. No había nada, y en la nada, se encontraba el Vacío Eterno.

Dentro de un sector oculto del Vacío Eterno, yacían ocho super Instalaciones altamente avanzadas, ocultas incluso de la vista de los mismos Celestiales: seres increíblemente poderosos que habían moldeado universos a su antojo por simple capricho.

Las Instalaciones estaban rodeadas por un campo de energía extremadamente potente que las protegía de los horrores cósmicos que habitaban en este lugar fuera de las realidades.

Sin embargo, solo cinco de las ocho Instalaciones estaban activas. Las tres faltantes estaban deterioradas e inhabitadas desde hacía mucho tiempo; sus corazas exteriores mostraban signos de una intensa batalla, con grandes marcas y agujeros por todos lados.

Dentro de una de las Instalaciones, en lo que parecía una sala de control, un hombre se encontraba revisando las múltiples pantallas holográficas en las que se presenciaban a diferentes hombres y mujeres, todos en diferentes situaciones.

Algunos estaban luchando contra enormes criaturas y dragones; otros estaban al frente de grandes batallas; otros tenían una vida un tanto pacífica; y otros morían... En resumen, de los veinte individuos que estaban en las pantallas, solo uno le llamó la atención.

—Mmm... Dylan Jiménez, nacido en la Tierra 1218 el 21 de abril del 2004, Colombia —leyó en voz baja, recorriendo el informe con la mirada.

Este Jugador, llamado Dylan, estaba siendo transportado a través de un Portal de Invocación a otro nuevo mundo. Uno distinto al que él le habían asignado inicialmente.

—Reyna, ¿quién es el invocador que ha llamado a este Jugador? —preguntó con un tono curioso.

Ante él, apareció un holograma de una mujer de aspecto solemne, vestida con una túnica blanca y una corona de olivos dorados.

—Louise Françoise le Blanc de la Vallière, señor —respondió Reyna, una de las Inteligencias Artificiales encargada del Sistema a disposición de este Administrador.

—Esa niña... —suspiró el hombre, como resignado—. ¿Qué probabilidad había de que ocurriera algo así?

—Del 0.000011%, señor.

—¿Y qué opinan las otras agencias? —inquirió, cruzando los brazos mientras estudiaba la pantalla.

—A la TVA y a la Agencia del Multiverso no les importa, después de que no entren en sus territorios, todo bien —informó—. Sin embargo, se ha detectado firmas de energía en un multiverso particular. Al parecer, los Celestiales están interesados en un mundo primitivo, uno que tiene una Puerta Dimensional.

—¿El Gate? ¿Dónde el ejército japonés invade otro mundo? Ah, ese universo siempre trae complicaciones —dijo, frunciendo el ceño—. No queremos otra guerra multiversal como ocurrió con el Imperio del Hombre. ¡Rápido, ponte en contacto con los otros Administradores! No podemos permitir que esos Celestiales se fijen en nuestros Jugadores. Es mejor mantenerse en las sombras.

—Afirmativo —respondió Reyna con una leve inclinación.

El hombre, apoyado sobre la consola, observó nuevamente la pantalla donde Dylan atravesaba el portal, y una leve sonrisa se dibujó en su rostro.

—Que comience el espectáculo —murmuró, girando en su asiento—. Ahora, solo nos queda sentarnos y ver lo que el destino le tiene preparado.

[Continuará]

[Hasta el próximo juego]

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