CAPÍTULO 34 ➤ Batalla contra el Goliat Negro.

305 39 2
                                    

—¡Rodéenlo! ¡Rodéenlo!

Los gritos de los líderes resonaron mientras los Aventureros se movían para establecer un perímetro alrededor del Goliat Negro. Aunque a pesar de que ninguno de ellos se conocía, mantuvieron una formación compacta, asegurándose de no tropezar uno con otros mientras los veía reagruparse alrededor de la bestia. 

Elfos y magos se agruparon en pequeños grupos, recitando sus encantamientos tan rápido como les era posible. Sin embargo, por lo que pude llegar a entender, su magia requería mucha palabrería. Por lo que, para protegerlos, tuvieron que armar un grupo de enanos con gruesos escudos para formar una barrera a su alrededor.

Desde mi posición, escaneé la batalla y rápidamente encontré a Asfi, Ryuu, Bell y Welf en la línea del frente, luchando contra el Goliat Negro.

Ryuu se movía con agilidad impresionante, bailando en el aire como una mariposa, maniobrando rápidamente alrededor de los brazos del Goliat Negro, y lanzándole rápidos golpes que apenas y atravesaban su dura piel.

Asfi, por otro lado, parecía estar equipada con unas botas con alas, permitiéndole volar por el aire como un pájaro. Se movió ágilmente alrededor de la cara del Goliat, desorientándolo mientras arroja una variedad de pociones. Las cuales explotaron en nubes de humo y fuego, aturdiendo y quemando al gigante.

El Goliat Negro, enfurecido, intentó aplastar a Asfi como si fuera una simple mosca, pero ella era demasiado rápida y escurridiza para que la atrapara.

En cuanto a Bell, él estaba escalando las piernas del Goliat Negro. Clavó profundamente su cuchillo en las piernas y rodillas del gigante, extrayendo sangre y causando más daño que el resto de los otros Aventureros.

Cada vez que el Goliat intenta deshacerse de él, Bell se aferraba con todas sus fuerzas, como si su vida dependiera de eso... literalmente.

—Wow... —silbé, impresionado mientras observaba los movimientos ágiles y precisos de mis compañeros—. Ellos sí que están a otro nivel.

Estaba tan absorto monitoreando la situación que se desarrollaba a unos cien metros de mí que me sobresalté al escuchar una voz un poco detrás de mí. Me giré y vi a unos diez metros un hombre mayor acompañado por varios Aventureros, todos armados hasta los dientes.

—¡Chico, ¿me recuerdas?! —dijo el señor. Lo miré, intentando recordar, y finalmente negué con la cabeza—. Soy yo, Clayr Ditriox... De la Familia Freya —añadió, con una sonrisa amistosa que contrastaba con su apariencia ruda.

—¿Ah...? ¡Aaah, ya me acuerdo! —mentí, aunque la verdad es que no tenía la menor idea de quién era.

—¡Ven aquí por un poco de acción! —dijo el viejo, gesticulando para que me acercara a ellos—. ¡Estoy formando un grupo para limpiar los alrededores mientras los chicos de allá —señaló hacia los que peleaban contra el Goliat—, se encargan del grande!

«Ah, está bien. ¿Qué podria pasar?», pensé por un instante, y como no le encontré nada malo, caminé para reunirme con ellos. 

Cuando estuve entre el grupo, el señor Clayr comenzó las presentaciones.

—Jóvenes, este es el joven... ¿Cuál era tu nombre?

¿Está bien tener armas modernas en un mundo de fantasía?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora