CAPÍTULO 2 ➤ Recorriendo el Calabozo.

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Continue mi caminada hasta que llegué a los pies de la inmensa torre y me quedé don la boca abierta por lo impresionado que estaba. ¿Cuánto material se habrá necesitado para construir algo parecido a esto? Ni siquiera vi equipo moderno que me diera algún indicio de su construcción.

Negué con la cabeza, deje esos pensamientos a un lado y me concentre en el presente. Entre y me encontré con dos escaleras y un elevador, el elevador y una escalera iban para arriba, mientras que la otra escalera era de bajada.

Procedí a bajar las escaleras, no tengo ni la más mínima idea a donde llevan estas escaleras, pero como decía la misión, tenía que bajar y encontrar algo débil a lo que matar. La forma más fácil de conseguir dinero, Puntos de experiencia, o Pex, como el Sistema quería que lo llamara, era matando a los monstruos del Calabozo.

Al haber llegado al primer piso del Calabozo, me di cuenta que los pasillos estaban gentilmente iluminados, no como yo quería, pero al menos era algo. Todo el lugar parecía una cueva, corrijo, es una cueva con muchos túneles y pasillos por todos lados.

Pero no importa, lleve mi mano derecha a la parte trasera de mi pantalón y desenfunde el cuchillo táctico, diciendo:

—¡Si viene un monstruo, le meto un navajazo en el cuello y ya está! —dije, blandiendo el cuchillo como lo haría un novato e intentando mostrarme lo más cool posible al dar unos cortes al aire

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—¡Si viene un monstruo, le meto un navajazo en el cuello y ya está! —dije, blandiendo el cuchillo como lo haría un novato e intentando mostrarme lo más cool posible al dar unos cortes al aire.

Todo hasta que, a mi lado, una parte de la pared se quebró y una pequeña cabeza fea se mostró ante mí. Aquella criatura salió de la pared e intento cortarme con una especie de espada rota y oxidada.

—Uf, por poco... de la que me salve.

El goblin se abalanzó contra mí con la espada rota en su mano, su intención de cortarme el pecho. Sin embargo, con un rápido movimiento de pies por mi parte, salí del camino de la embestida y le propiné una patada en su espalda, enviándolo a volar unos cuantos metros sobre la tierra.

En perspectiva, esto era como pelear con un niño pequeño, uno malformado y malhumorado, cuya intención era matarme con esa espada.

No perdí tiempo y enseguida me abalance contra él y no deje que se levantara, apoye mi rodilla contra su espalda para retenerlo mientras le cortaba la mano con el cuchillo para que soltara la espada oxidada.

Intento morderme con sus asquerosos dientes, pero le di un puño en la nuca, dejándolo realmente adolorido. Vi sus ojos, me miraba con miedo y su cuerpo temblaba ligeramente.

Inhale y exhale.

Paso siguiente, acerqué mi cuchillo hasta su nuca y lo clavé de un solo tajo. Matándolo de un solo golpe, luego retire el cuchillo y lo limpie con la piel del cadáver.

Realizaba todo esto mientras le agradecí a mi abuelo el haberme enseñado a cazar cuando pasaba las vacaciones de verano en la finca familiar, si no fuera por él y sus consejos, de seguro ya estaría temblando por el miedo o incluso peor, muerto.

¿Está bien tener armas modernas en un mundo de fantasía?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora