Cuando me separé de Ais (ella se fue por su lado y yo por el mío), divisé a Bell, sentado en la fuente junto a...
Apresuré mi caminar, y cuando me acerqué a ellos, no estaba tan contento que digamos.
—Bell —lo llamé, lo encaré, sorprendiéndolo y preocupándolo tanto a él como a la mocosa que estaba junto a él—. Dime una cosa, ¿qué hace la ladrona contigo? —la miré con una cara enojada; ella, por otro lado, se notaba que había estado llorando—. ¿No deberías haberla entregado a los guardias, para que la encierren?
Al terminar estas palabras, la chica se preocupó en gran manera. Su rostro empezó a mostrar signos de miedo y temor, incluso, empezó a temblar.
—No le hables así —intervino Bell, levantándose e interponiéndose entre la chica y yo.
Lo miré fijamente.
—¿Qué haces? —pregunté.
—Que no le hables así —respondió el chico, con un tono más serio de lo normal—. Ella es mi amiga.
«¿Acaso escuché mal?», pensé.
Nadie dijo nada mientras nos mirábamos con intensidad, el aire estaba cargado de tensión. Bell, que normalmente era alguien tranquilo y amigable, estaba claramente enfadado y decidido a proteger a la mocosa, a Lily.
Como se supone que deba tomar esto.
Sabía que Bell era ingenuo, pero nunca llegué a pensar que llegaría a esta escala de ingenuidad. Y si, añadiendo todo lo que pude saber de Ais (acerca de que Eina le había pedido que vigilara a la enana mocosa) junto con el hecho de que Lily nos había llevado a una trampa para robarnos y de paso matarnos, ¡esto no lo podía dejar pasar por alto!
—¡Idiota!, no puedes decirle amigo a alguien que te mintió, te manipuló y te robó —la señalé—. Diablos Bell, reacciona, no estamos en un cuento de hadas —casi le grité.
Ante mis duras palabras, Bell apretó los puños, su mandíbula se tensó, y sus ojos me enfocaron con una expresión desafiante. Detrás de él, Lily sollozaba con miedo, atrapada en la creciente confrontación.
—Discúlpate con ella —dijo Bell, sus palabras se sintieron más como una amenaza que como una petición.
Fruncí el ceño, frustrado por la respuesta de Bell. Nuestras miradas chocaron, el aire estaba cargado de energía negativa, y parecía que cualquier momento podría desatarse una pelea entre los dos.
Sin embargo, una voz resonó desde la distancia, interrumpiendo el conflicto.
—¡Alto! —gritó una figura que se acercaba corriendo.
Todos volteamos para ver a Eina, la Asesora de Bell. Su mirada seria y decidida sugirió que venía con la intención de poner fin al conflicto.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Eina, mirándonos a los tres.
—Nada, no pasa, ¡nada! —tras decir eso, decidí alejarme y abandonar la situación.
Estaba enojado, y necesitaba un tiempo a solas para calmarme y meditar.
Por lo que caminé por las calles de Orario, inmerso en mis pensamientos después de esa tensa confrontación que había tenido hace unos minutos atrás con Bell y Lily, sin embargo, y para mi pésima suerte, las nubes comenzaron a reunirse para ocultar el cielo estrellado (ya era de noche). El viento empezó a soplar cada vez más frio, indicando que la lluvia iba a empezar a caer.
...y sin hacerse esperar, empezó a llover.
Las gotas frías empaparon mi ropa, dándome un aspecto lamentable para cualquiera que me viera.
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¿Está bien tener armas modernas en un mundo de fantasía?
FanficNuestro protagonista, un tipo normal, nada ordinario, tendrá que sobrevivir y vivir una nueva aventura en un mundo donde el Calabozo está en el centro de la ciudad, Orario. El misterio lo rodeará desde su llegada, no sabrá quién o qué lo trajo a ese...